Los héroes de El Álamo, 25 años después
La plantilla del primer ascenso a Tercera División de la historia del CUC Villalba volvió a reunirse para conmemorar el vigesimoquinto aniversario de la gesta de 1996.
Los héroes de El Álamo volvieron a reunirse más de 25 años después de aquella eliminatoria triunfal que condujo a Collado Villalba a su primera participación en el fútbol nacional, en junio de 1996. Cuarto de siglo después, nadie quiso perderse la cita para conmemorar la gesta, con un par de contadas excepciones de jugadores que ya se habían comprometido a acudir, pero tuvieron que desistir por enfermedad.
En total, entre los que podían estar se contaron 26 comensales en torno a la cena preparada en el Restaurante La Parrilla de Collado Villalba; desde los porteros, Pedro Pablo y Raúl, a los delanteros, Rafita, Alberto y Roberto Nogal Currín, pasando por defensas y centrocampistas, como Julio Revilla, Domínguez, Pablo, Juan Carlos Calvo, Barrios, Isidro, Nacho, Sergio Blas, Tito, o Javi Manzano, hasta llegar al presidente José María Díaz Léndez y al entrenador, Antonio Martín.
No faltaron además personas emblemáticas en el Villalba de aquellos años, como el técnico del juvenil, Paco Revesado, Raúl García Banana, hijo del histórico presidente, Julio García, o Marcelo Rodríguez, hijo de Marcelo El Titi, socio número 3 y partícipe en la fundación del club, y Peli, amigo de infancia del trigoleador de la eliminatoria, Rafita, además de su compañero de ataque en los equipos infantiles de barrio donde empezó a jugar el delantero.
Ambiente familiar
Ni el paso del tiempo ni las complicadas fechas del puente de Todos los Santos pudieron evitar que se recreara en torno a la mesa el excelente ambiente familiar que fue la base de aquel éxito, en el mismo restaurante donde está expuesto el balón que firmó toda la plantilla nada más conquistar El Álamo, con aquel gol de Rafita que remachó la eliminatoria en el partido de vuelta. En la velada se repasaron todos los detalles deportivos de aquel trepidante cruce de promoción, también su polémica arbitral, la remontada del equipo hacia la segunda posición, el multitudinario recibimiento al equipo en la Plaza de España, y las complicadas circunstancias económicas que hubo que vencer para hacer historia, Ayuntamiento de Collado Villalba de la época incluido.
La cena logró el pequeño milagro de que todos aquellos episodios recobraran vigencia, y que las interactuaciones entre los jugadores que se sentaron en la mesa reflejaran a la perfección el compañerismo que presidió aquel equipo, como si en vez de pasar 25 años hubiese pasado una semana normal, entre partido y partido.
Todos los preparativos para celebrar el feliz aniversario tuvieron un espacio para el recuerdo de los que faltaron porque ya no están, caso de los directivos Julio García y Rafael Carrera, el delegado Germán Ramos, o Portu, el utillero. Luciano Palacios, uno de los socios más antiguos del Unión, entonces fisioterapeuta del equipo, no pudo acudir por obligaciones personales, pero quedó bien representado en la figura del presidente de entonces, José María Díaz Léndez, con el que aún hoy se junta para colaborar con el club pegando los carteles de los partidos.
Conjurados para remontar
Cuarto de siglo después de El Álamo, aquel CUC Villalba mostró que aquel éxito tuvo una razón de ser más allá de la deportiva: el equipo no sólo ganó la carrera por la promoción al Pozuelo, y después el cruce decisivo a El Álamo, sino que fue salvando uno a uno los escollos que le fueron poniendo rivales si acaso más peligrosos. Uno lo tuvo en casa, y fue la Concejalía de Deportes de Collado Villalba, que reservó la subvención municipal para un candidato alternativo al presidente Díaz Léndez, en una maniobra artera que buscó dinamitar el proyecto a mitad de temporada. Los jugadores vencieron eso con una conjura para remontar, jugando de Navidad a junio sin cobrar una peseta -la moneda de entonces-, y lo hicieron dirigidos por un entrenador, Antonio Martín, que se sabía sentenciado por la candidatura alternativa hiciese lo que hiciese.
La realidad fue tozuda: el equipo escribió la página más brillante del fútbol villalbino hasta entonces, ganando a rivales deportivos e institucionales, y demostró que la fuerza del Deporte termina atropellando a cualquier concejal de turno, incluso a un Equipo de Gobierno. La espectacular movilización popular de aquel éxito así lo demostró, con las 3.000 personas que batieron todos los registros de asistencia al viejo Municipal en el partido de ida, o las casi 2.000 que obligaron a cortar las arterias principales de la localidad para recibir el autobús del equipo, ya entrada la noche de aquel histórico 30 de junio.
Recordados y admirados
Aquellos héroes están hoy igual de vigentes: cuarto de siglo después son recordados y admirados, incluso por sus rivales deportivos de aquella temporada, mientras que sus antagonistas fueron literalmente devorados por el olvido y el anonimato. Además, casi de inmediato. La historia terminó por poner en su sitio a cada cual, y dio el don de recordarla a los verdaderos héroes, aunque aquel proyecto deportivo fuese deshecho sin dejarle paladear la categoría nacional, tan brillantemente alcanzada.
25 años después, jugadores y técnicos pudieron paladear otras cosas, entre batallitas del siglo pasado, risas y un ambiente festivo. Ésa fue la magia de la cena de aniversario: que pareciera que la conquista de Él Alamo había tenido lugar la tarde anterior. Esa magia puede seguir: como dijo Antonio Martín, ya con 64 años, “no sé si llegaré a la del 50 Aniversario, así que preparad otra cena antes”. Todos ya saben que así se hará.
Jaime Fresno