Javier Arroyo, del conflicto en Torrelodones a la ilusión en Cerceda: “He encontrado gente honesta, que quiere hacer cosas por su equipo y por su pueblo”

Javier Arroyo inició la pasada semana su nueva etapa como entrenador del Cerceda, con una primera toma de contacto con la plantilla en la que ya estuvo presente Luis Rubial, que ha venido siendo su fiel ayudante desde su etapa en el Galapagar. Atrás queda su temporada en el Torrelodones, una de las más difíciles de su vida por todas las circunstancias que rodearon a su no renovación, después de lograr una complicadísima permanencia en Primera Regional con unos jugadores que, tras acabar la Liga, lo respaldaron sin fisuras y lo secundaron a la hora de denunciar la precariedad de los medios que el club puso a su disposición, además del nulo apoyo moral recibido durante la competición, que acabó sin que plantilla y cuerpo técnico recibieran ni una felicitación institucional.

Arroyo admite que “la no renovación me pilló de sorpresa, sobre todo por la prepotencia con la que se me comunicó, tanto por parte del director deportivo, que le echaba las culpas al presidente como si él no tuviera nada que ver, como por el presidente. Pero luego, ya pensándolo en casa, me sentí aliviado porque, de seguir, sé que no se hubiera mejorado nada, la cosa iba a seguir como está y al final iba a ser encabronarse, porque íbamos a ser un equipo de mitad de tabla, que no íbamos a pasar apuros, pero eso a mí no me gusta”.

El conflicto de Torrelodones

Con el tema aún candente, el entrenador intenta pasar página cuanto antes, pero lo insólito de algunos de los episodios vividos en el Torrelodones, a los que tampoco fueron ajenos ni sus predecesores, Willy Galán y Roberto Díaz ‘Pika’, ni una plantilla en la que ya han causado baja jugadores importantes, como los capitanes Javi López y Rafy, hace que no se puedan pasar por alto. Desde cosas básicas, como la falta de balones y equipaciones para entrenar, hasta el punto de que Arroyo llegó a involucrar a su mujer en tareas de costura, hasta la falta de dinero para pagar un delegado de campo, pasando por la obligación de realizar labores que exceden el cometido de un entrenador, como ejercer de fotógrafo e informador de las redes sociales al minuto. Ese extra, cada vez más común en los clubes, alcanzó tales niveles de exigencia con Javier Arroyo que, en su segundo partido, allá por noviembre y precisamente en Cerceda, le costó quedar sentenciado en su cargo por informar del resultado al descanso con 15 minutos de supuesto retraso. Dio igual que no fuera problema del entrenador y sí del presidente, que estaba convencido de que el partido había comenzado a las 16:15 horas, en vez de en el horario oficial de las 16:30.

No hubo disculpas por ello y, semanas después, un nuevo desencuentro provocó que el club prohibiese al entrenador realizar declaraciones a los medios de comunicación. Una situación prácticamente insostenible que Javier Arroyo prefiere olvidar, aunque aún le dé alguna vuelta a lo que hubiera pasado en caso de haber recibido una oferta para seguir: “A mí lo que me gusta es trabajar para intentar estar lo más arriba posible y hacerlo con ambición, no lo que ellos seguramente me hubiesen propuesto, y que es lo que han propuesto ahora, que es ascender a Preferente en dos o tres años. Pues dos o tres años, cuando te están dando por saco con que si no has subido las fotos a la aplicación interna, que si no das el minuto de juego y resultado, cuando por lo que nos pagan es por entrenar y no por ejercer de periodistas…”

Encantado en Cerceda

Como es fácil de imaginar, el sentimiento de Javier Arroyo es diametralmente opuesto tras ser nombrado como nuevo entrenador del Cerceda, más aún tras su primera toma de contacto en Puente Madrid: “Sí, estoy aliviado, porque el cambio al final, teniendo paciencia, ha sido encontrar un sitio donde desde el primer día han sido todo facilidades, en el que tienen un proyecto deportivo claro. Que se pueda conseguir el objetivo o no es otra cosa, pero tienen unas líneas de trabajo claras. Ya digo: en Cerceda todo ha sido amabilidad, buen trato… Ahora mismo sólo tengo palabras de agradecimiento. El Cerceda tiene una directiva muy del tipo a la que conocí en el Galapagar, con gente honesta, con gente que lo hace todo por su equipo y por su pueblo, y con un trato súper amable y cercano, queriendo ayudar en todo lo posible y que no falte absolutamente de nada, dentro de las posibilidades que tienen. Encima, nos hemos encontrado con unos jugadores comprometidísimos con su pueblo, que lo que quieren es tirar con el Cerceda para delante, muy ilusionados con querer hacer algo bonito. Sé que el Cerceda ya estuvo en Preferente, pero fue hace muchos años y se nota que volver a conseguirlo sería algo histórico”. 

La idea futbolística

Javier Arroyo explicó a los jugadores las líneas básicas para intentar abordar el sueño del ascenso, y que no difieren de las que ha venido aplicando en sus anteriores equipos: “Yo estaba con muchas ganas de hablar con los jugadores para que viesen el proyecto que estamos intentando construir. Ellos nos han transmitido que querían un cuerpo técnico experimentado en estas categorías y en el fútbol regional para intentar dar ese salto de calidad y tratar de estar arriba, y les hemos dicho que al final los resultados pueden darse o no, pero lo que no va a faltar por nuestra parte es muchísimo trabajo”.

El manual a aplicar es conocido: “Luis, mi segundo, y yo les hemos explicado que nos gusta trabajar con mucha intensidad, que nuestros equipos son muy intensos, con una presión alta en campo contrario, que nos gusta tener el balón, pero para generar, no para tener una posesión estéril, sino para ir hacia delante y atacar; y nos gusta que nuestros equipos trabajen el contraataque. También nos gusta el compromiso de los jugadores para venir a entrenar, tan importante en estas categorías. Parece que les ha gustado. Ellos esperan de nosotros que se haga un buen equipo y tener ilusión para ir hacia arriba”.

Jaime Fresno

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