La galapagueña Pilar Rodríguez gana el Campeonato del Mundo de Culturismo Natural WNFBA

Pilar Rodríguez ha pasado por muchas ciudades en los últimos meses, pero probablemente el lugar que mejor recuerde esta auxiliar de vuelo vecina de Galapagar sea Lliria, en Valencia, donde el pasado 6 de noviembre ganó el Campeonato del Mundo de Culturismo Natural WNFBA en la categoría Bikini Fitness Talla Alta, además de colgarse un bronce en Master. Con ello consiguió además la Pro Card, un salto a profesionales que abre nuevos retos de cara al año que viene.

Con 43 años años y dos hijos de 15 y 13, comenzó a competir en 2018, compartiendo en escenario en muchos casos con chicas bastante más jóvenes que ella. Tanto como que la medalla de plata en el citado Campeonato del Mundo tenía solo 19 años, 24 menos que Pilar.

“Cuando cumplí los 40, una vez que los niños habían crecido un poco, me dije que ya era el momento. Siempre había hecho deporte: atletismo, natación, un poco de todo, incluso en los embarazos. Pero esto es más sacrificado, porque tienes que llevar una dieta específica y hacer un entrenamiento de fuerza, que es algo a lo que las mujeres antes teníamos mucho miedo. Hacemos cardio, pero para competir en Bikini Fitness tienes que entrenar con fuerza; trabajar bien el glúteo, la pierna, los puntos básicos básicos de los hombros… Y conseguir tener un porcentaje de grasa no demasiado alto ni demasiado bajo, porque te penaliza si estás demasiado seca”, explica.

Hablando de su preparación, señala que hay dos etapas fundamentales a lo largo del año: una de volumen, en la que sigue una dieta, aunque “algún día te la puedas saltar y darte un capricho”; y luego otra específica que comienza cuatro o cinco meses antes de la competición. “A partir de mayo voy bajando las calorías paulatinamente y entrenando de otra manera, subiendo el cardio para ir bajando la grasa excedente; siempre que coges masa muscular, hay también un poco grasa y de agu, y eso hay que ir bajándolo de forma natural, porque no usamos anabolizantes, ni tampoco diuréticos”.

La importancia de cuidarse

Como en cualquier dieta, subraya, no vale con perder muchos kilos de golpe, sino que ha de ser un proceso lento. “En general haces que todo te cuadre un 95% del tiempo; luego hay un 5% de cumpleaños, bautizos, etc., pero no cuando estás en competición; eso es sagrado. Por ejemplo, el cumpleaños de mis hijos es en octubre y yo no como tarta, sino que lo hago a posteriori”.

“Al final es una forma de vida, en la que añades un poco más de peso en los entrenamientos, un poco de dieta, pero como norma general te cuidas. y ya no sólo es que lo hagas por ti, sino que eres un reflejo para tus hijos. Si un día me toca por la noche arroz con salmón y verduras, los niños se mueren por comer lo mismo; y yo les digo: vamos a ver, si la que estoy a dieta soy yo, que vosotros podéis comer lo que os dé la gana. Pero al final acaban comiendo lo que yo, una dieta variada”, detallaba Pilar Rodríguez, a la que se puede seguir en su cuenta de Instagram (@Fitfunmam).

En cuanto a la competición en Lliria (Valencia) en la que se coronó como campeona del mundo de la categoría, afirma que “fue increíble”. “Todavía me emociono cuando lo recuerdo; llegué a la final con una chica de 19 años, un pivón, imagínate. Yo digo que es como mi hija adoptiva; pensaba que ganaría ella, pero el oro fue para mí; no me lo podía creer, me puse a llorar, porque son 43 años y había ganado no en Master, que es mi categoría, sino con todas las niñas”, decía, destacando además el ambiente de “compañerismo total” que se vivió durante el torneo.

De Galapagar a Nueva York, Amsterdam o Tokio: entrenando entre vuelo y vuelo

El título en el campeonato de la WNFBA abre a Pilar Rodríguez las puertas a nuevos retos de cara a 2022. “Seguramente compita en una federación más, porque quiero dar el salto a Estados Unidos. En principio pensaba que iba a descansar, porque es mi aniversario de boda, hacemos ya 20 años, pero no… al final voy a competir otra vez, esto pica mucho, así que esperaremos unas semanas más para celebrarlo. Ya he hecho el sondeo en casa y no les importa en absoluto, porque me ven feliz, solo con un poco de mala leche antes de competir…”.

Para ello, por delante tiene meses de entrenamiento en el gimnasio de su urbanización en Galapagar y en el AC Fit Estudio de Las Rozas; y también buscando la manera de organizarse de ciudad en ciudad -en el momento de hablar con nosotros se encontraba en Amsterdam (Países Bajos)-, haciendo frente al jet lag para no perder ritmo entre vuelo y vuelo: “Cuando me dan la programación, siempre miro a ver qué día empiezo y cómo puedo cuadrar los entrenamientos, por en el gimnasio de un hotel en Tokio puede haber determinados aparatos, en el de Nueva York otros, etc. Es más limitado, pero lo tengo controlado”.

Enrique Peñas

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