Baladía y Eto’o amargan el día más bonito de la historia del Galapagar (1-3)

El Galapagar cae ante el Rayo Vallecano B en el primer asalto del playoff, tras adelantarse en el marcador con un fenomenal gol de Javi Redondo ante un Municipal de El Chopo que batió todos los registros de afluencia, con más de 1.400 espectadores.

El Rayo Vallecano B despertó al Galapagar del ensueño en que vivía, arropado por el mayor ambiente registrado en la historia de El Chopo, y aupado en el marcador por un gol antológico de Javi Redondo, metido en el papel de hechicero de la tribu hasta que la lógica acabó con la magia: primero Baladía, con un tanto de quilates al filo del descanso, y después Etienne Eto’o, con un doblete en dos minutos, aplacaron la caldera en gualdinegro con tres certeros golpes para dejar la eliminatoria encarrilada para el filial de la franja, un equipo que no se intimida ante nada, como ya demostró al postergar la fiesta del ascenso de la RSD Alcalá ante los 5.500 espectadores del Virgen del Val.

El Galapagar creó la mejor escenografía posible, con un Municipal de El Chopo desbordado de gente desde más de una hora antes, recreando una atmósfera para la historia del fútbol serrano, con la sensación más real que nunca de que todo un pueblo alentaba al grupo de Javi Zamorano. Pero el Rayo B conjuró el hechizo con fútbol y una pegada acorde con su despliegue, que además apareció en los momentos críticos.

Baladía empató al filo del descanso en una gran acción individual, y Etienne Eto’o desniveló tras el descanso con dos tantos casi consecutivos

El 1-3 final deja la semifinal pendiente de una proeza: ganar en Vallecas por tres goles. El Galapagar no tiene nada que perder. Ha llegado a un punto en que todo lo que venga va directo al libro de Historia. Y no va a parar hasta que le den la puntilla en el partido de vuelta, ya programado para las 12 de la mañana del próximo domingo en el campo 5 de la City de Vallecas.

CD Galapagar

Redondo hace soñar

Durante 45 minutos el Galapagar alimentó una ensoñación, en un partido al que compareció tocado en su línea de flotación por las bajas; sin los sancionados Guille Álvarez y Sergio Pliego, con la tremenda noticia de la rotura del ligamento cruzado de la rodilla de Manu Serrano, sin Pablo Buceta… Cierto es que Javi Zamorano recuperaba en contrapartida a Juan de la Torre, y que al fin pudo disponer unos minutos de Cortázar, el fichaje invernal llamado a ser básico que andaba entre algodones por una lesión en el metatarsiano. Pero a la hora de pasar revista la balanza quedaba desnivelada en lo relativo a las variantes, al manejo de planes alternativos en función de lo que iría pidiendo el partido.

Con todo, el técnico del Galapagar trazó el equipo reconocible que todos esperaban con arreglo a lo que había, con la disposición valiente que requieren unos playoffs, una fase de competición decisiva que suele castigar a aquellos que desnaturalizan sus equipos y piensan que la gloria no está al final del camino, sino que viene al encuentro. Que penaliza los miedos, en definitiva. Zamorano soltó arriba a Marcos Gil y a Gonzaga, colocó a More y a Redondo a flotar entre líneas, y dispuso del único sostén posible en cuanto a centrocampistas de posición, con Jorge y De la Torre, cosiendo el roto de atrás con Rubén Darío y Carlos Daniel, ambos potenciales titulares que actuaron en sus sitios naturales, el uno en el eje, el otro en el lateral derecho.

Durante media hora larga el plan funcionó, incomodando la salida de pelota del Rayo B con una presión alta bien ejecutada, sin costuras a la vista, y transmitiendo la misma sensación de fe en las posibilidades exhibida ante el CUC Villalba en el partido decisivo de Alcalá. Cuando Javi Redondo hizo el 1-0, el Galapagar pareció en condiciones de echar a volar, por la factura del gol, argamasa necesaria entre equipo y grada, por el momento y porque parecía un guiño del destino para acercar la proeza. Encendido como estaba, Redondo venía de intentar un centro bien sacado por la defensa, regresó rápido a la posición de volante izquierdo para pedir de nuevo el balón y, tras recibirlo, encaró a Samu Becerra, lo quebró con facilidad pasmosa hacia dentro, y se sacó una comba extraordinaria a palo cambiado que batió la estirada de Juanpe casi por la misma escuadra. Un gol cumbre en un momento histórico, que hizo retumbar El Chopo como nunca.

Amparado en la ventaja, el Galapagar siguió aplicado en el plan de no dar un paso atrás, de cerrar los pasillos interiores a un Rayo B que, dentro de la incomodidad, no se dejó intimidar, siempre buscando acaparar el balón, a partir de Aitor, el origen creativo, Juanchi y, sobre todo, Juan Ybarra, un jugador diferencial, por su versatilidad para tejer fútbol por dentro y desbordar por fuera. Su papel tuvo mucho peso para asentar el juego del Rayo B tras la sacudida de Redondo, durante los minutos de máxima presión del Galapagar, haciendo buenas las previsiones de que él y Etienne Eto’o serían el principal quebradero de cabeza.

Poco a poco, el Galapagar pasó de presionar a flotar las posesiones del filial, y llegaron algunas amenazas serias: a los 19 minutos, una falta botada desde la derecha encontró a Víctor Revuelto ante Pascu, pero el central, que había sorprendido desde atrás, mandó fuera su cabezazo franco; y luego, Carlos Daniel tuvo que corregir una cesión de cabeza que le cogíó a contrapié a Pascu. Por fortuna, el balón no salió demasiado rápido hacia la puerta vacía y el lateral pudo reaccionar para sacar el balón. Esas acciones, un balón parado y un error de entendimiento, se produjeron todavía en el contexto de un partido igualado, con el Galapagar manteniendo el pulso, sobre todo en el flanco derecho de su defensa, donde Javi Redondo se sumó a la ayuda de Carlos Daniel para cerrar las subidas de Robles, cuya altura como lateral invitaba a menudo a Ybarra a percutir por la zona.

Deciden Baladía y Eto’o

Con El Chopo detrás y la confianza del resultado, el Galapagar pareció en condiciones de alcanzar el descanso con el tesoro del 1-0, pero todo se empezó a desmoronar con las dos primeras apariciones sustanciales de Etienne Eto’o: en la primera, minuto 42, el pichichi de Tercera soltó un disparo en carrera que se marchó lamiendo el larguero; y a la segunda, ya sobre la hora, el mallorquín dejó pasar con inteligencia un balón en el balcón del área para que Baladía, en una gran maniobra en conducción, se filtrase entre los centrales y estableciese el empate, tras ganar la espalda y batir a Pascu en su salida. Viendo el desarrollo del partido, el gol del extremo sevillano tuvo un gran peso psicológico, por el momento en que llegó, y por disipar cualquier duda que pudiera tener el Rayo B a cuenta de su desventaja.

Aun con el empate logrado, Jorge Vallejo intervino en el descanso sobre su equipo: quitó al amonestado Samu Becerra, y metió a Pablo Montero para abrir aún más el frente de ataque, ya de por sí suficientemente dotado. El ex del CUC Villalba se posicionó volcado a la derecha, sector donde se gestó la sentencia. A los siete minutos de la reanudación, Aitor inició con enorme clase un contragolpe en dirección a Ybarra, que ganó un balón que le venía largo a costa de atropellar a Bóveda. Aspra Fernández no apreció nada punible, dejó seguir, y la jugada continuó con un corte de Marcos Gil ante Baladía, con tan mala suerte de que el balón salió convertido en un medido pase a la espalda de la zaga, territorio de Etienne Eto’o. Y el killer no perdonó, cruzando al palo largo de Pascu.

El colegiado asturiano, Aspra Fernández, obvió una falta sobre Bóveda que precedió al 1-2, y expulsó de forma rigurosa con roja directa a Redondo, lastrando el intento de remontada del Galapagar en el tramo final        

Sin solución de continuidad, el Rayo B aprovechó el shock para hacer sangre, ahora ya sí con el sello de Montero, quien midió el tiempo de la acción aguantando la pelota entre defensas en espera de la subida de Iván Alonso, al que filtró un pase a la medida de su carrera. El centro del lateral salió tenso, Pascu metió la mano y el balón quedó muerto para la ejecución a placer de Etienne: 1-3. Tres goles del Rayo B en apenas nueve minutos de juego, al pleno de aciertos, con dos rechaces infortunados y una más que probable falta como origen del 1-2. Demasiado boquete en un playoff.

Con casi todo el segundo tiempo por delante, el Galapagar buscó la reacción incrementando la presión y ganando metros, y a punto estuvo de recortar en una doble ocasión de Marcos Gil y Redondo, antes de que Javi Zamorano empezara a echar mano de su segunda unidad de artillería, primero con Marcos Reguilón sustituyendo a Gonzaga, y después con el doble cambio para meter a Miguel y Figueroa, una vez que Aspra Fernández, en una decisión sorprendente de la que luego se arrepintió, decidió expulsar a Javi Redondo con roja directa por levantar la pierna en una disputa sin ver venir a un rival, y cuando ya recogía el pie elevado.

El lance, a 20 minutos del final, lastró cualquier intento cabal de remontada del Galapagar, y abrió la posibilidad a un mayor castigo del Rayo B; y a ello se puso Jorge Vallejo, dando entrada a Sergio Alonso arriba. Sin embargo, el partido fue perdiendo fuelle, y todo acabó por atascarse cuando Etienne Eto’o denunció al árbitro gritos racistas proferidos desde la grada. El delantero, una de las dianas favoritas del sector más beligerante desde que marcara su primer gol en El Chopo con la camiseta del CUC  Villalba, se fue a identificar a los autores a la grada, y el partido perdió mucha sustancia con el parón, que incluyó la advertencia del árbitro al delegado de campo. Jorge Vallejo sustituyó poco después a su ariete, y el partido se fue consumiendo sin mayores noticias en las áreas, con el Galapagar buscando con más corazón que cabeza una épica que ya no tuvo a su alcance.

Ahora tendrá que ir a buscarla a Vallecas, donde necesitará multiplicar la victoria mínima lograda en la liga regular, aquel 0-1 con gol de penalti precisamente de Javi Redondo. Sin tanda de penaltis en la fase territorial, una hipotética prórroga clasificaría al Rayo Vallecano B, con lo que la gesta del Galapagar sólo puede ser posible con una victoria mínima de tres goles. Por difícil que parezca, irá con todo a buscarla.

El partido de vuelta se jugará a las 12 de la mañana del próximo domingo en el campo 5 de la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano, con equipo arbitral del Comité Gallego 

CD GALAPAGAR: Pascu; Carlos Daniel (Rafa Vega, 88’), Javi Gordo, Rubén Darío, Álvaro Bóveda (Cortázar, 88’); Javi Redondo (R-71’), Jorge Sánchez, De la Torre (Figueroa, 76’), More (Miguel, 76’); Marcos Gil y Gonzaga (Marcos Reguilón, 60’).

RAYO VALLECANO B: Juanpe; Iván Alonso (Pablo Prieto, 70’), Sergio Lozano, Víctor Revuelto, Robles; Aitor; Juanchi (Sergio Alonso, 80’), Samu Becerra (Pablo Montero, 46’); Baladía (Guzmán, 70’), Etienne Eto’o (Iván Montoya, 85’) y Juan Ybarra.

ÁRBITRO: Enrique Aspra Fernández, del Comité Asturiano. Buena actuación en líneas generales, pero salpicada dos posibles errores de aptreciación: la falta a Bóveda previa al 1-2, y la expulsión de Redondo, sobre la que luego pidió disculpas al Galapagar.

GOLES: 1-0, Javi Redondo (13’). 1-1, Álvaro Baladía (45’). 1-2, Etienne Eto’o (52’). 1-3, Etienne Eto’o (53’).

INCIDENCIAS: Partido de ida de la semifinal territorial del playoff de ascenso a Segunda RFEF, con lleno histórico en el Municipal de El Chopo, que superó los 1.400 espectadores, con aproximadamente un centenar de seguidores rayistas. El campo se llenó una hora antes del partido, entre las fuertes medidas de seguridad de un dispositivo con decenas de agentes de la Guardia Civil y la Policía Local, sin incidentes reseñables más allá de la denuncia por gritos racistas de Etienne Eto’o durante el partido. La alcaldesa de Galapagar, Carla Greciano, presidió el encuentro desde la tribuna de autoridades, acompañada de varios miembros de su equipo de Gobierno. 

Jaime Fresno

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