Cuadrillero: “En Valencia no tenía tensión de correr y las sensaciones eran malas; la mentalización era acabar en 1:09”

El atleta de Guadarrama agiganta su leyenda tras batir los récords mundiales M-50 de los 10 kilómetros y el medio maratón.

Juan Antonio Cuadrillero Barranco acaba de agigantar su leyenda en el atletismo batiendo los récords mundiales de los 10 Kilómetros en Ruta y el Medio Maratón en la categoría de veteranos M-50, la relativa a corredores mayores de 50 años y menores de 55. Y lo ha hecho con marcas más propias de un plusmarquista M-45 o M-40: 30:04 minutos en los 10 Kilómetros Villa de Laredo, y 1:06:17 horas en el Medio Maratón de Valencia. En ambos casos se llevó por delante marcas mundiales con treinta o más años de vigencia: la del sudafricano Titus Mamabolo en el medio maratón databa de 1991, y la de los 10 Kilómetros fue establecida por el británico Tecwyn Davies en 1988.

Lo alucinante es que el portentoso guadarrameño realizó ambas gestas corriendo en los ritmos que ya tenía años atrás, o incluso aún más rápido, como sucedió en Laredo. Allí, Cuadrillero batió por 37 segundos su marca personal de 30:41, establecida en 2018, y fue apenas 12 segundos más lento que su mejor tiempo en los 10.000 metros en pista, los 29:52:70 que marcó en…¡2012!

Es como si el de Guadarrama hubiese parado su reloj vital, o como si estuviéramos hablando de un vino que mejora con los años. Ni él mismo acierta a comprender la lógica que siguen sus piernas para rendir a ese nivel, hasta el punto de sorprenderse a sí mismo. Días después de su segunda hazaña en el medio maratón, todavía no se explicaba el porqué de su carrerón en Valencia: “Lo pasé muy mal, no llevaba referencias, la única era la de los relojes de la ciudad, esos que tienen termómetro. Veía ahí la hora que era y sabiendo el kilómetro por el que iba, sacaba la referencia. En Valencia siempre suele haber un reloj en el kilómetro 10, pero no lo vi. Pensé: voy hasta donde llegue y ya está. Tenía muy malas sensaciones, mi mentalidad era que acabaría en 1:09 horas”.

Juan Antonio Cuadrillero / Fotografía: Rafa Herrero

La sorprendente realidad fue que bajó el récord del mundo a 1:06:17 horas oficiales -1:06:15 de tiempo real-, lo que supuso no sólo rebajar en seis segundos la marca del sudafricano Titus Mamabolo, sino quedarse a sólo dos segundos de su propio récord de España M-45, establecido en 2016, cuando tenía 44 años. Una barbaridad. De nuevo, corriendo por sensaciones, como él mejor se desenvuelve, le ganó por tres minutos a la idea que su mal cuerpo le había generado. La semana previa a Valencia, todavía con la paliza de Laredo muy reciente, tuvo unas décimas de fiebre que pusieron en jaque su concurso. Tuvo que recurrir al paracetamol, a medicamentos de vapores y caramelos para la tos, al agua de sal… Cuadrillero se incomoda al hablar de ello, porque no le gustan las excusas ni que se pueda deducir la más mínima presunción de que podría haber ido aún más rápido: “Eso no se puede saber, porque además pienso que el resfriado me quitó la presión que sí tuve en Laredo”.

Hace unos años, también en Valencia, se sacó de la chistera otra gran actuación tras pasar una noche prácticamente en vela por los ruidos de una fiesta en el hotel. Nada se supo de ello hasta tiempo después, cuando en una entrevista con este periódico, con motivo de la iniciativa del Ayuntamiento de Guadarrama de poner su nombre al polideportivo, se abordaron las claves del excelente rendimiento que saca a relucir en circunstancias adversas, o en planes improvisados, como el que le llevó a correr de forma consecutiva las dos San Silvestres Vallecanas de 2011, la Internacional y la Popular, calcando prácticamente los ritmos. Como entonces, Cuadrillero exploró sus límites en Valencia guiado por sus sensaciones.           

El récord de Valencia

El atleta serrano volvió a escoger el rapidísimo medio maratón de Valencia para intentar reescribir la tabla de los récords de veteranos. El nuevo recorrido, llano y con apenas diez curvas, sólo dos situadas en los primeros nueve kilómetros, conjugó a la perfección con su talento natural y su gran momento de forma, hasta el punto de cuajar una primera mitad de carrera extraordinaria: pasó los cinco kilómetros a 15:12 minutos, y los diez a 31:04, de nuevo funcionando como un reloj en un ritmo ligeramente superior a los tres minutos el kilómetro.

“Aunque pueda parecer que no, por tener pocas curvas, esa primera parte era la más dura. Además venía con un 10.000 en el cuerpo. Fui solo desde el kilómetro 4, sin referencias, viendo a los de delante a lo lejos”. Ello no fue óbice para que Cuadrillero carburara a ritmo de récord, pasando los primeros 5.000 metros a 3:02 minutos el kilómetro y los 5.000 siguientes a 3:06. Después, se exprimió en la segunda mitad de carrera para firmar, respectivamente, 3:08 y 3:09 en las dos fracciones finales. Acabó corriendo en 3:17 los últimos 1.097 metros, antes de celebrar en meta su nueva gesta con incredulidad: “Sabía que podía hacerlo, pero cuando vi el crono pensé que estaba roto el reloj, porque había corrido sin tensión. Mi mejor carrera ha sido la de Valencia”.

El atleta de Guadarrama, ante el polideportivo municipal que lleva su nombre / Fotografía: Rafa Herrero

Cuadrillero hizo suyo el récord mundial M-50 de medio maratón una semana después de lograr el de los 10 Kilómetros, a los 18 día de haber cumplido los 50 años. En Valencia, ganó su categoría corriendo más de 40 minutos por debajo del tiempo medio de los M-50, y fue más de medio minuto más rápido que el ganador de la categoría M-40 (de 40 a 44 años de edad), Jorge Bardisa. De haber corrido en M-35, Cuadrillero habría sido… ¡quinto!

El de Guadarrama fue uno de los pocos españoles que colaron su nombre en la gran fiesta africana de Valencia, donde la etíope Letesenbet Gidey pulverizó el récord del mundo de medio maratón en más de un minuto, para dejarlo en 1:02:52 horas, y se convirtió en la primera mujer en bajar de los 63 minutos, tras una carrera en la que sus liebres machacaron a sus rivales en los diez primeros kilómetros, para luego ella marcharse en solitario. Y en hombres, el dominio africano fue absoluto, con diez atletas corriendo por debajo de la hora, y siete por debajo de los 59 minutos. El keniano Abel Kipchumba ganó con 58:07, con dos segundos de adelanto sobre su compatriota Rhonex Kipruto. El primer español fue el aragonés Carlos Mayo, que acabó 17º tras firmar una de las tres mejores marcas nacionales de la historia: 1:00:58 horas.    

Sobrado en Laredo             

La semana mágica de Juan Antonio Cuadrillero había comenzado el sábado anterior, en la 17ª edición de los 10 Kilómetros en Ruta Villa de Laredo, donde pulverizó el récord de Mundo M-50 de la distancia con una rebaja de 31 segundos sobre los históricos 30:35 minutos anotados por el británico Tecwyn Davies en la localidad  inglesa de Reading, nada menos que en 1988. “Era mi primera carrera en dos años, no había competido desde la carrera Ponle Freno de 2019. Sabía que podía hacerlo, porque en verano estaba muy bien, aunque es verdad que luego te distraes con las vacaciones y demás y en septiembre ha costado, pero al final hemos entrenado bien”.

El guadarrameño había corrido antes de la pandemia en 30:41 minutos, pero ese crono cayó de forma espectacular hasta unos extraordinarios 30:04 minutos, clavando prácticamente el ritmo en tres minutos el kilómetro, un nivel sólo al alcance de los elegidos cuando se tienen más de 50 años, incluso también cuando se tienen bastantes menos. “Vi que iba bien al pasar los cinco kilómetros en menos de 15 minutos, y cuando llegué al kilómetro 9 y vi que me sobraban 40 segundos pensé que tenía que pasarme algo muy malo para no batirlo, y no hice sprint. Creo que pude bajar de 30 minutos”.

Con sus 30:04, Cuadrillero se situó entre los mejores de la historia en la lista mundial de la distancia en la categoría inmediatamente superior de M-45, cuyo récord mundial pertenece desde 2018 al español de origen marroquí Driss Lakhouaja, en 29:37. Por supuesto, destrozó los récords de España y de Europa, aprovechando una carrera que reunió a parte de la gran élite mundial de la distancia.

El atleta del Clínicas Menorca entró en la 18ª posición absoluta, a 17 segundos del top-10 que marcó el atleta del Disa, Francisco Cabrera. Por delante, el keniano Weldon Kipkirui Langat impuso su ley, ganando con 27:24 minutos y aventajando en casi un minuto a su compatriota Kelvin Kibiwott. El triplete keniano lo completó Edward Kiprop, que cerró el podio con un tiempo de 28:27. Muy cerca, cuarto con 27:30, acabó el primer español, el ciudarrealeño de Carrión de Calatrava, Juan Antonio Chiki Pérez, mientras que el aragonés Carlos Mayo fue quinto con 28:52, tras desfondarse en el tramo final en su intento por batir el récord de España absoluto de los 10 kilómetros, en poder de Toni Abadía.

“Quemé la cinta de correr”

Las dos gestas en Laredo y Valencia se suman a la larga lista de éxitos logrados por  Cuadrillero desde su reaparición en 2010, tras una década de ostracismo en la que llegó a un sobrepeso de 25 kilos. Esta vez, los dos años de parón competitivo por la pandemia  no han dejado secuelas, dado el celo con el que el guadarrameño se ha empleado en los entrenamientos: “Durante la pandemia quemé la cinta de correr, porque no sabía si iban abrir. He entrenado bien, aunque sin hacer nada específico, y este verano estaba muy bien, aunque no he podido correr hasta ahora”.

Tras su reaparición estelar, el atleta está centrado “primero en recuperar, porque estas dos carreras han sido una paliza tremenda. ¿Después? No sé si hacer pista, porque me parece ahora algo agresivo, pero si no es en invierno en pista cubierta, quizá sea en verano. Ahora te relajas un poco, pero de aquí a final de año quizá corra algo más desestresante, no sé si alguna popular de las que hay en Navidad, como Cercedilla. Y en enero, quizá haga los 10 Kilómetros Ibercaja de Valencia, que ya vuelven a su fecha normal”.

“No puedo pedir más” 

Cuadrillero echa la vista atrás y tiene difícil escoger la carrera de su vida, entre un palmarés internacional en el que figuran los tres títulos mundiales M-40 que logró en la localidad finlandesa de Jyväskylä -en cross, 3.000 metros y medio maratón-, que le valieron el reconocimiento oficial como mejor atleta veterano de España en 2012, además de su Campeonato de España de cross absoluto por equipos en Gijón, infinidad de triunfos en carreras populares, o la increíble actuación en la San Silvestre Vallecana de 2011, donde corrió en la misma tarde la carrera Popular y la Internacional, de diez kilómetros cada una, calcando prácticamente los ritmos: fue segundo en la Popular con 30:30 minutos, y 24º en la Internacional con 30:57. “No puedo pedir más, es un placer conseguir estos récords. Te sientes muy bien, porque cuando bates récords eres tú solo contra todos, mientras que cuando ganas un campeonato puede faltar gente”, dice.

¿Récord del Mundo, o marca mundial?

El campeón de Guadarrama, que aún posee marcas como el récord de los Campeonatos de Europa M-35 bajo techo de 3.000 metros que estableció en Gante (8:26:64 minutos), considera un tanto estéril la polémica sobre si llamar récord mundial o mejor marca mundial a los tiempos realizados en Laredo y Valencia, después de que en determinados foros se haya recordado que no existe una tabla oficial de récords del Mundo en categoría M-50. “No es un tema que me preocupe, como si me los quitan mañana, porque lo importante es llegar a tenerlos. Cuando Martín Fiz batió el récord M-55 de 10 Kilómetros se habló de récord del Mundo, no se planteó lo de mejor marca mundial, que en el fondo quiere decir lo mismo, sólo cambia la palabra”.

La realidad es que, sean récords o mejores marcas mundiales, nadie del planeta que tenga más de 50 años ha corrido por debajo de los tiempos de Cuadrillero en los 10 Kilómetros en Ruta y en el Medio Maratón desde que existen esas carreras. O al menos, en estos días nadie ha dado el nombre de un atleta que lo haya hecho. Si aparece, Cuadrillero no ve problema: “Me gustan los retos”.       

Jaime Fresno

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