Julio Cidoncha: “Ha sido la mejor temporada de mi vida”

El jugador villalbino fue pieza clave del ascenso del histórico Moscardó a Segunda RFEF. Cidoncha tiene muchas ganas de afrontar su regreso a la categoría en la que más ha jugado en los últimos años: “Espero estar con el equipo, aunque aún tengo que hablar con el club, en teoría va a ser que sí”, decía la semana pasada.

El ascenso del histórico Moscardó a Segunda RFEF, sellado con una impecable eliminatoria final ante el Hospitalet (4-2 para los madrileños en el global), ha llevado aparejado un hito en la carrera de Julio Cidoncha Fernández, el villalbino que ha pasado por ser no sólo una pieza clave en el centro del campo, sino también un líder espiritual para el cuadro de Usera. Días después de la gesta, el jugador reconoce sin dudarlo que “ha sido la mejor temporada de mi vida, les dije a mis compañeros que si ascendíamos iba a ser la mejor. La pongo en el número 1, sin duda alguna. Y mira que he tenido muchos años, muchos playoffs; tres a Segunda, años espectaculares, jugando en campos como El Sardinero, Las Gaunas… Si este año supera todo eso, es porque ha tenido que ser una cosa impresionante”.

La lesión de El Chopo  

El camino del villalbino hacia el éxito no ha sido nada fácil, primero porque el Moscardó no carburó en la primera parte de la temporada, llegando incluso a ocupar el último puesto de la clasificación de Tercera RFEF, y luego desde un punto de vista individual: el 24 de marzo, Cidoncha se lesionó en la rodilla en el tramo final del partido que el Moscardó ganó al Galapagar en El Chopo y su temporada quedó en el alero. “Sentí que podía ser algo jodido. Al principio pensé que podía ser el ligamento cruzado, pero luego ya en el vestuario lo descartamos. Al final fue un esguince bastante jodido. Es verdad que en el vestuario dije: chicos, por favor: si nos metemos en el playoff, yo acabo jugando con vosotros. Y es verdad que lo consiguieron los cabrones…”.

Pese a la victoria del Moscardó en Galapagar (0-1 con gol de Borja Paris), el verdadero despegue del Moscardó aún tuvo que esperar, puesto que a renglón seguido los de Usera encajaron dos varapalos seguidos, el primero en el Román Valero ante un CUC Villalba que para entonces ya apuntaba a la reacción y que les ganó por 0-3, y el segundo en Navalcarbón frente a Las Rozas (1-0), ya en la jornada 28ª. Esas derrotas, que mandaron al Moscardó a la 11ª posición, a seis puntos de la quinta posición de playoff del Tres Cantos, fueron las últimas. A partir de ahí, el equipo acabó la Liga ganando 16 de los 18 puntos en juego, con victorias al filo como las remontadas ante el Rayo Vallecano B en Usera o frente al Tres Cantos en el Jaime Mata, esta última en uno de los mejores partidos de toda la temporada (2-3).

En ese tramo, los goles de Nacho Maganto, Domingo Mba y Diego Mesoussi, fueron determinantes. Cidoncha siempre le tuvo mucha fe a esa reacción, pese a estar fuera por su lesión: “Tenía la confianza y la esperanza de que nos íbamos a meter, porque veía al equipo muy enchufado”. Esa visión venía acompañada de la impotencia de Julio por no poder ayudar en el campo: “La verdad es que en esos dos meses y medio lo pasé bastante mal, porque siempre ves que sí llegas, pero luego es que no. Los fisios me decían que seguramente habría que esperar un poco más, pero yo sabía que mi cabeza no podía aguantar y dije vamos para adelante. Cuando me meto en modo competición, incluso entrenando, se me pasa todme olvido de todo, y creo que mi cuerpo también se conoce y tira para adelante”.

El Moscardó selló su pasaporte para los playoff como quinto clasificado con 50 puntos, gracias a una agónica victoria final sobre el Paracuellos (1-0), y después cumplió con la teoría que dice que los equipos que se meten a última hora, remontando, llevan las de ganar en los playoff: no perdió ninguno de los seis partidos de los cruces, y resolvió las tres eliminatorias ganando los tres partidos de vuelta, frente a Móstoles URJC, Leganés B y Hospitalet, con buenas dosis de autoridad, pese a jugar fuera de casa en los dos primeros casos y tener la presión de estar obligado a ganar para desactivar la ventaja del mejor clasificado en la liga regular.

Ante su hermano Sergio     

La lesión de Julio impidió ver el duelo en el campo con su hermano pequeño, Sergio, en la primera eliminatoria ante el Móstoles URJC, gran favorito para la mayoría por su condición de subcampeón de la Tercera madrileña. De haber jugado, el enfrentamiento familiar habría sido prácticamente un cara a cara en el centro del campo entre los dos organizadores de juego, pero Julio, aún entre algodones, no pudo estar y la carga emotiva quedó rebajada, al menos para la gente que lo ve desde fuera. “Mi hermano y yo vemos el fútbol con bastante tranquilidad. Es verdad que como yo no jugué fue todo un pelín diferente. Al final él aceptó que nos lo habíamos merecido, sobre todo por convencimiento. Mi hermano y yo hemos jugado tantas veces uno contra el otro que ya nos lo tomamos como algo normal”.

Otro de los momentos especiales de la temporada de Julio fue el vivido en Collado Villalba, donde anotó dos grandes goles en la victoria por 2-3 del Moscardó sobre el Club Unión en la primera vuelta, ante la atenta mirada de su familia. “Fue muy especial para mí, porque llevaba muchos años sin jugar en Villalba, era un momento en el que necesitábamos la victoria y, además, yo creo que llevaba más de diez años sin meter un doblete. Fue espectacular, porque estaba toda mi familia, la familia de mi mujer. Fue muy bonito”.

Cidoncha cumplió el pasado lunes 36 años, lo que significa que ha pasado más de la mitad de su vida desde que salió del CUC Villalba hace 19 años rumbo al primer equipo juvenil del Elche, la primera ‘excursión’ de una carrera que luego continuó en Las Rozas, una etapa con mucho peso sentimental, como demuestra que su entrenador de entonces, Jorge Barea, fuera uno de los primeros en felicitarle por el ascenso. “Me hizo mucha ilusión, la verdad”, dice, sin disimular la emoción. Del juvenil roceño, Julio Cidoncha pasó al Real Madrid C, donde estuvo dos temporadas opositando seriamente al primer nivel, antes de labrar una de las trayectorias más admirables del fútbol semiprofesional, primero como santo y seña del gran Trival Valderas de Marcos Jiménez -el que le discutió el título de Liga de Tercera División al CUC Villalba y al Puerta Bonita-, y después en clubes de la solera del Rayo Majadahonda, Artístico de Navalcarnero, Badajoz, Talavera, Sanse y Unión Adarve, su última escala antes de recibir la llamada de Javier Poves para jugar en el Moscardó, entonces recién ascendido de Preferente.

El entrenador más especial

Poves, entrenador y vicepresidente deportivo, es el hombre que ha llevado a la entidad de Usera a reverdecer viejos laureles, 27 años después de la última vez en la que el Moscardó jugó más allá de Tercera División, entonces en Segunda B, y más de medio siglo después de la histórica temporada rojiblanca en Segunda División, la 1970/1971. El éxito de los dos ascensos consecutivos reivindica en el plano estrictamente deportivo la figura de quien debutara en su día en Primera División con el Sporting de Gijón de Manolo Preciado, un Javi Poves que pasa por ser un caso tan excepcional como extravagante: fue capaz de dejar el fútbol en activo a los 24 años, cansado de su vertiente “capitalista”, denunciando que el dinero que mueve “es muerte”, para reaparecer años más tarde de forma fugaz, jugando apenas un partido con el San Sebastián de los Reyes.

Tras su segunda retirada, la definitiva, Poves reapareció como mecenas del Móstoles Balompié, al que acabó transformando en el famoso Flat Earth –“Tierra plana”-, para llevar al fútbol sus convicciones terraplanistas, causando un ruido mediático que, a menudo, solapaba lo estrictamente deportivo. Ya en el Moscardó, Poves ha logrado llevar el foco a los avatares de los terrenos de juego y con ello ha logrado el mayor éxito de su carrera como entrenador, con dos ascensos consecutivos para una entidad histórica del fútbol madrileño. Julio Cidoncha otorga un papel clave a su entrenador, que ha hecho gala de una gran versatilidad como estratega y ha exhibido grandes dotes como motivador, la ecuación perfecta para lograr los objetivos: “Desde que se puso Javi Poves de entrenador en todos los partidos nadie nos puede reprochar nada de correr o competir. Tiene un don para transmitir a los jugadores; siempre lo digo, desde la sinceridad, que es lo más importante en esto del fútbol y por desgracia no hay tanta como parece. Javi otra cosa no, pero se interesa un rato. Le conocemos, sabemos que es muy pasional, nos pone verdes en los partidos, nos reímos de las cosas que dice, que la verdad, son muy originales… Luego nos trata genial, nos mete caña cuando ve que hemos liado alguna muy gorda”.

2ª RFEF con siete madrileños

Todo apunta a que la relación seguirá en Segunda RFEF, donde el Moscardó ya ha quedado encuadrado en el Grupo V con el resto de los equipos madrileños, a saber, Rayo Majadahonda, San Sebastián de los Reyes, Getafe B, Unión Adarve, Navalcarnero y Real Madrid C. Los siete equipos de la Comunidad de Madrid se medirán a tres conjuntos canarios, Atlético Paso, Unión Sur Yaiza de Lanzarote y Tenerife B; a cuatro castellanomanchegos, Balompédica Conquense, Talavera, Deportivo Guadalajara e Illescas; y a los dos extremeños, Coria y Cacereño. Julio Cidoncha tiene muchas ganas de afrontar su regreso a la categoría en la que más ha jugado en los últimos años: “Espero estar con el equipo, aunque aún tengo que hablar con el club, en teoría va a ser que sí”, decía la semana pasada. El villalbino reconoce tener “muchísimas ganas en este proyecto, por todo lo que me han dado, y estaré muy feliz de devolverles todo y más”.

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