La visita del Alcalá deja incidentes leves en El Chopo y una “brutal” agresión en el centro de Galapagar

La visita de la RSD Alcalá obligó a Guardia Civil y Policía Local a desplegar en El Chopo un dispositivo especial de seguridad antes, durante y después del partido que enfrentó este sábado al Galapagar con el equipo complutense. Su objetivo, controlar a los hinchas más radicales del equipo visitante, integrados en el grupo de las Brigadas Alcalaínas, que viajaron horas antes del encuentro repartidos entre el autobús que la RSD Alcalá llenó de aficionados, y un importante número de coches particulares, hasta completar la visita más masiva de la temporada al Municipal de El Chopo por parte de una hinchada rival, con unos 150 seguidores.

La presencia del conocido grupo ultra del Alcalá terminó por dejar su sello en Galapagar, con una presunta agresión en un bar céntrico de la localidad, que el propio Ayuntamiento calificó en un comunicado de “brutal”, en tanto que la Guardia Civil, a través de la Comandancia de Tres Cantos, negó a este medio que se produjera una reyerta y confirmó que se está investigando a una persona “identificada por presunto delito de injurias, con posible denuncia”. Además de esos hechos, un miembro de Brigadas Alcalaínas fue expulsado de El Chopo en el descanso del partido, después de un enfrentamiento verbal con un seguidor galapagueño, se profirieron insultos contra el entrenador del GalapagarÁlvaro Gómez-Rey, se lanzaron “escupitajos” al delegado de campo y, ya en los aseos de El Chopo, apareció una pintada con la leyenda “Skins Alcalá”, junto al dibujo de un punto de mira.

El Ayuntamiento condena “tajantemente la agresión presuntamente cometida por determinados aficionados de la RSD Alcalá a un vecino de nuestro municipio”, mientras la Comandancia de la Guardia Civil confirma “una persona identificada con posible denuncia por delito de injurias”, tras una supuesta pelea en un bar del centro de Galapagar sucedida horas antes del partido.

Comunicado del Ayuntamiento

En su comunicado oficial de este lunes, el Ayuntamiento de Galapagar denunció que se llevaron a cabo “actos vandálicos en los baños públicos y en el mobiliario del campo”, y mostró su deseo de que “los hechos sean trasladados a la Comisión Antiviolencia para tratarlo en el ámbito deportivo, investigándose a los responsables en el ámbito judicial”. En la nota, el Consistorio explica que “actualmente, la Guardia Civil se encuentra investigando el suceso -en referencia a la supuesta agresión de horas antes del partido– para que las personas responsables respondan ante la ley por esa brutal agresión, que fue respondida por una amplia actuación policial por parte de Policía Local y Guardia Civil”. Sobre este extremo, este medio no obtuvo datos de la Comandancia.

 

«Puede pasar cualquier cosa»

Deportesenlasierra.es pudo recabar información de primera mano entre las dos aficiones y de fuentes del CD Galapagar. Un seguidor de la RSD Alcalá, cercano al grupo Brigadas Alcalaínas, identificó a la persona desalojada de El Chopo como “el hermano del jefe de los ultras”, y explicó que “le echaron porque él y su novia estaban escupiendo a alguien del Galapagar, no sé si al delegado”, desmintiendo la versión que circuló por el campo de que el implicado era un directivo de la RSD Alcalá.

Policía Local y Guardia Civil desplegaron un importante dispositivo para controlar la llegada del autobús de aficionados alcalaínos dos horas y media antes del partido, además de ordenar su acceso al estadio por la puerta de la grada lateral de los banquillos, donde se juntaron los aficionados de la Peña Marcador del Val y los integrantes de las Brigadas Alcalaínas.

Sobre la supuesta pelea -o reyerta, según qué fuentes se consulten- en un bar del centro de Galapagar, el aficionado desveló que “me dijeron que había un moro con una katana diciéndoles que los iba a rajar, y estos, en cuanto se toman cuatro cervezas, puede pasar cualquier cosa”. El seguidor alcalaíno desligó los hechos acaecidos en el campo del comportamiento general de los aficionados de la RSD Alcalá, incluso de la conducta de Brigadas Alcalaínas: “El jefe de los ultras, J.M, es íntimo amigo mío y me dijo que estaba todo controlado. Por eso se enfadó mucho con cuatro o cinco, incluido su hermano, que fue quien la lió con su novia”.

El Galapagar, prevenido desde el viernes      

El Galapagar trabajó en la seguridad del partido durante la semana, una vez que supo del importante desplazamiento de seguidores del Alcalá. El club puso a disposición de la RSD Alcalá un total de 63 entradas que la entidad complutense agotó hasta llenar un autobús. Cuando el viernes se supo que el plan de viaje pasaba por salir a las 13:30 horas de Alcalá, con la idea de almorzar antes del partido cerca de El Chopo, el Galapagar emitió un comunicado para anunciar que el control en puerta se anticipaba a las 14:15 horas, y efectuó un llamamiento al “buen ambiente” entre aficiones.

Previamente, la directiva presidida por Jorge Greciano había obtenido el permiso de la Real Federación de Fútbol de Madrid (RFFM) para poder utilizar la grada de lateral de los banquillos, que estaba inutilizada por orden de los árbitros, según fuentes del club. Ese punto, tan vital para separar a ambas aficiones y ordenar el acceso y el desalojo de espectadores, no quedó resuelto hasta el mismo sábado del partido, después de que el Galapagar no obtuviera la respuesta federativa durante la tarde noche del viernes.

La Real Federación de Fútbol de Madrid (RFFM) accedió a última hora a autorizar al Galapagar el uso de la grada de lateral, la única opción para separar a ambas aficiones, y que hasta ahora no habían dejado habilitar los árbitros.

Dispositivo de seguridad

La Guardia Civil se desplegó con al menos seis agentes dentro del Municipal de El Chopo, que no sólo vigilaron el sector de los aficionados del Alcalá, sino que controlaron otros puntos clave del estadio, como el acceso al Club Social, donde prohibieron expresamente servir bebidas alcohólicas; la plataforma que separa la grada principal del bar; y la propia tribuna principal, abarrotada con el tope de 400 espectadores, entre los que se contaban algunos socios del Alcalá, desplazados por su cuenta en coches particulares. El dispositivo, complementado por efectivos de Policía Local, ubicados principalmente en el acceso de los seguidores visitantes a la grada lateral, sirvió para que el desarrollo del partido se diese con total normalidad, más allá de los incidentes reseñados.

Jaime Fresno

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