El CUC Villalba de Piero Capponi: 40 meses para una liquidación total
El club villalbino consumó su desaparición el pasado 19 de junio, absorbido por el Atlético de Madrid, que ya es dueño de toda su estructura
“Si tengo que asumir ser el malo de la película, lo asumiré”, dijo Piero Capponi, cuando el choque frontal entre el CUC Villalba y el Ayuntamiento enfilaba su camino de no retorno, con el equipo exiliado en Alcalá de Henares para jugar sus últimos cuatro partidos de Liga en Tercera RFEF y la creencia generalizada de que la filialidad a diez años con el Atlético de Madrid iba a desembocar en la desaparición del club. Cuando el ya último presidente de la historia del club decano del deporte villalbino activó el botón rojo en la Asamblea del 19 de junio, en el Cerro del Espino de Majadahonda, a 25 kilómetros de Collado Villalba, nadie se extrañó.
Capponi liquidó la cuestión con un guiño de primer orden sentimental hacia la figura de Santiago Granado, socio fundador: “Él sabe que con todos mis defectos he intentado llevar los mejores éxitos deportivos e institucionales al CUC Villalba, y os prometo que pensaba hasta hace poco haberlo logrado. Hoy me quito la pulsera que llevo desde que me nombraron presidente, una pulsera que reza: #villalbasueña. Siento mucho que el sueño se haya acabado de esta manera tan inesperada. Os deseo a todos lo mejor”.
El desenlace, no por esperado, dejó de tener impacto entre los seguidores del Unión, que son muy pocos y desapegados, según Capponi, o bien, según muchos, constituyen un número considerable que, unido a la historia y al arraigo del club, forman un binomio que en ningún caso podía ser víctima de tan alta traición, en forma de una operación fría de venta empresarial, que ha pasado por encima de 53 años de denodados esfuerzos de mucha gente. Una frialdad extensible al propio Ayuntamiento, cuyas cartas de pago de 20.000 euros por usar las instalaciones, como culmen de su progresivo distanciamiento institucional con el club, terminó por precipitar el final. Y no es de ahora: el Ayuntamiento casi nunca ha estado con el CUC Villalba. Una realidad palmaria.
“Han vendido el club, estos hijos de Satanás”; “¿Y qué te podías esperar? Ellos tenían claro desde el principio que lo iban a vender, vinieron a hacer dinero”; “Estaba cantado, ¿o es que crees que la gente viene a salvar deudas a cambio de nada? Era su idea desde el principio”. Son frases que retumbaron en el entorno cuando el club entraba en vía irreversible, con la Asamblea de liquidación ya fechada para el 19 de junio pasado y la Concejalía de Deportes, en un hecho sin precedentes, ‘subastando’ los espacios deportivos y promocionando dos nuevos clubes en el mismísimo salón de Plenos, después de que su titular, Joel Dalda, acusara públicamente a la directiva de un supuesto ánimo de lucro, incluso antes de la fusión por absorción. Una acusación sin soporte documental, sólo basada en intuiciones, cargadas de lógica, sí; pero sólo intuiciones.
Para entonces, ya sólo unos pocos recordaban la inyección de 268.000 euros de la empresa del presidente para que el CUC Villalba, por cuarta o quinta vez, se conectara al respirador. El concejal, criticado desde casi todos los flancos, diana favorita de la opinión pública por la mala gestión municipal en temas tan candentes como los de las obras paralizadas de pabellón Quique Blas, recuperó de golpe el contacto perdido con el fútbol subido a la ola de los nuevos proyectos, mientras Capponi tiraba todas las fichas del tablero de un manotazo, utilizando el voto de la decena y media de socios afines.
El empresario italiano lo hizo convencido de que el CUC Villalba había sido expulsado, con el error, tan común en estos casos, de solapar su figura con la del propio club. En vez de dimitir, como se solía hacer antiguamente en casos extremos, en la esperanza de la llegada del enésimo auxilio de emergencia, decidió desaparecer junto al club, y condenarlo al peor de los finales: ser deglutido por un Atlético de Madrid que, dicho sea de paso, en toda esta secuencia no ha dicho una palabra. Ni siquiera al cierre de esta noticia, una vez franqueada la fecha separadora de temporadas del 30 de junio. Una ejecución sumarísima, de tiro en la nuca y empujón inmediato a la fosa.

Ahora bien: ¿Capponi buscó la confrontación para tener la excusa perfecta para entregarse al Atlético de Madrid, siguiendo la supuesta y secreta hoja de ruta hacia la venta que muchos sospechaban y sospechan? ¿Se extralimitó el Ayuntamiento? ¿Debieron ambas partes evitar el choque personal por el bien de la entidad, anteponiendo una negociación en el plano institucional? La contestación a esas preguntas va a gusto del consumidor, a luz de la secuencia de hechos recogidos en la cronología de los tres años y medio de mandato de Capponi -40 meses, en palabras del presidente-. Los principales son estos:
19 de enero de 2022: La llegada de Piero Capponi
Sin llegar a los siete meses de mandato, José Martín Ferriz presenta su dimisión como presidente. Tras la renuncia de cuatro de sus directivos y la pérdida del patrocinador principal, una empresa de energía, el que fuera capitán y guardameta del CUC Villalba recurre a Mad Football Group, la gestora de Piero Capponi, para que el club pueda afrontar una deuda que anda desbocada. Su tesorero dimitido, Javier Mejuto, acude a la Asamblea y habla de que el Villalba necesita generar 90.000 euros sólo para acabar la temporada, y sitúa la deuda en otros 130.000. Martín Ferriz resume la situación en que “hacen falta 200.000 euros” y presenta como solución a Capponi.
El portero le conoce a través de un amigo común que, como el italiano, se dedica al sector inmobiliario, amén de su gestión en el Aravaca Globalpiso, el filial del Aravaca, primer equipo que gestionó Mad Football Group. Piero Capponi interviene para exponer su plan de salvación, en base a siete líneas de trabajo: respaldar al primer equipo para que logre el ascenso a Tercera RFEF; dotar al club de estabilidad económica; consolidar la cantera y crear una Academia de fútbol; colaborar con el territorio, en este caso Collado Villalba y su tejido social y empresarial; profesionalizar la entidad; y aportar valores. Para conseguirlo, presenta un equipo de seis directivos: Juan Ignacio Ribara (vicepresidente); Álvaro Rodríguez (tesorero); Marcia Cruzado (secretaria); y los vocales Zazu Rodríguez, Lora Galeva y Mauricio López.
En un primer momento, el plan de Capponi es mantener a Martín Ferriz de presidente, pero el portero declina el ofrecimiento y decide seguir sólo en calidad de director deportivo. El proyecto de Mad Football Group es aceptado por todos los socios presentes y el empresario italiano y su equipo son aclamados.

11 de abril de 2022: se anuncia la fusión con el Atlético Villalba
Club Unión Collado Villalba y Atlético Villalba anuncian su fusión como un único club en dos asambleas que se celebran de forma simultánea. La unión se llevará a cabo en junio y la entidad de mayor categoría, el Club Unión, será quien conserve el nombre y asuma la estructura del Atlético. El histórico acuerdo se presenta como un triunfo de gestión: Miguel Ángel Jiménez, vicepresidente del Atlético, comparece en la Asamblea del Unión junto a Piero Capponi y dice que “ahora sí va a haber un proyecto para disfrutar”, mientras el italiano habla de que el acuerdo “ha sido posible gracias a la generosidad del Atlético Villalba”, y afirma categórico: “Basta de divisiones: apostamos por un proyecto de fútbol único, y esto vale más de dos ascensos”. Miguel Ángel Jiménez pasa a ser director general del nuevo club y se integra en la gestora del presidente, Mad Football Group.
12 de junio de 2022: El Villalba de Pepón asciende a Tercera
El CUC Villalba gana 1-3 al Periso en el García de la Mata, con goles de Borja Acha, Vivi y Braiden, y asciende a Tercera RFEF como subcampeón de Preferente. Es el segundo ascenso de Pepón López Cortijo con el equipo, al que cogió en Primera Regional, y Piero Capponi califica el éxito de “regalo”, dentro de un contexto en que el objetivo era el “reequilibrio presupuestario”. Martín Ferriz, uno de los cerebros de la exitosa plantilla, ha dejado definitivamente el club y su puesto de director deportivo ha pasado a manos del Gato Romero, ex entrenador del Málaga. El expresidente recibe la primera llamada de felicitación de Capponi y las siguientes son a los socios de honor, Santiago Granado y José María Díaz Léndez.
En una entrevista en AQUÍ EN LA SIERRA, el italiano tilda de “éxito” la renovación de Pepón y se muestra pletórico también con el ascenso del filial a Segunda Regional. Es el mejor momento del presidente, que sitúa el volumen del nuevo CUC Villalba en más de 30 equipos y unos 650 futbolistas, y ha presentado ante el Ayuntamiento un proyecto de expansión que incluye, entre otras cosas, un cambio de fachada en el estadio de la Ciudad Deportiva para poder lucir a los patrocinadores y el propio nombre de Collado Villalba. Se habla de intentar subir a Segunda RFEF en el medio plazo.
1 de julio de 2022: primer día del CUC Villalba fusionado
El nuevo CUC Villalba producto de la fusión con el Atlético Villalba echa a rodar el viernes 1 de julio de 2022, con una deuda conjunta de 180.000 euros que la directiva pretende atajar con dos presupuestos: uno para el gasto corriente y otro para amortizar los números rojos. En un dossier entregado a la prensa, Mad Football Group confirma una inversión inicial de 81.500 euros y un primer recorte de la deuda. Paralelamente, Capponi habla en los medios de “sorpresas” en las facturas que va encontrando, y ya desliza la necesidad de que los socios “hagan un esfuerzo” en la próxima revisión de cuotas.

Temporada 2022/2023, regreso a Tercera RFEF
El CUC Villalba logra abordar su regreso a Tercera División, ya denominada Tercera RFEF y rebajada a quinto escalón del fútbol nacional, con unos 80.000 euros presupuestados para la primera plantilla, mientras el departamento de Marketing y Publicidad ya está en la línea de trabajo que permitirá batir récords de captación de patrocinadores, hasta llegar a los 100.000 euros, mientras que la profesionalización del apartado de Comunicación y Prensa, con Rafael Rodríguez al frente, eleva los seguidores en redes y logra trasladar una imagen moderna del club hacia el fútbol madrileño y el tejido social de Collado Villalba. Todo parece ir sobre ruedas, y hasta el club se permite invertir unos 10.000 euros en la remodelación integral de sus oficinas y en la dotación de nuevo material informático.
Entretanto, en el campo, el CUC Villalba sufre como recién ascendido y la amenaza de los descensos por arrastre eleva las exigencias. En la jornada 16ª, Pepón López Cortijo es destituido tras perder 2-0 en El Chopo con el Galapagar, en una decisión que supone un primer choque con los aficionados, puesto que el Villalba está fuera del descenso directo con 17 puntos, aun sin acabar la primera vuelta, y venía de empatar sin goles ante dos pesos pesados del Grupo VII, Las Rozas y RSD Alcalá. El Gato Romero recurre entonces a Walter Caprile como sustituto, y el uruguayo mantiene la inercia: logrará los mismos 17 puntos que Pepón, aunque en dos partidos menos -14 contra 16-, y certificará la salvación en la última jornada con una épica remontada a Las Rozas, marcada por el doblete de Braiden (4-3).
Temporada 2023/2024: filialidad con el Majadahonda
Aquella postemporada de la primavera de 2023 quedó marcada por el anuncio de un acuerdo de filialidad con el Rayo Majadahonda, rubricado el sábado 27 de mayo en el Cerro del Espino, con la firma del presidente del CUC Villalba, Piero Capponi, y del consejero delegado del Rayo Majadahonda, Pedro Arribas. Es el primer golpe a la identidad del club, aunque en términos parciales: el acuerdo es sólo por un año prorrogable y el CUC Villalba mantiene cierta participación en el primer equipo, que seguirá jugando en la Ciudad Deportiva de Collado Villalba y conservará sus colores y su escudo, además de su gestión administrativa y económica, manteniendo la independencia de su estructura de cantera, que queda fuera del acuerdo. El Rayo Majadahonda se hace cargo del 55% del coste de la plantilla, sobre la que adquiere plenos poderes su director deportivo, el exjugador eibarrés Néstor Susaeta, con una inversión aproximada de 170.000 euros.
En lo deportivo, se apuesta sobre seguro con la contratación de uno de los mejores entrenadores del fútbol madrileño de los últimos años, Mateo García, pero el técnico salmantino es destituido a primeros de noviembre, tras una derrota por 0-3 ante Las Rozas, y con el Villalba 13º con nueve puntos, fuera del descenso y a tres unidades de la zona de playoff, el objetivo del proyecto. Todo, después de no poder trabajar con normalidad en pretemporada con la totalidad del grupo, pues el nuevo concepto de filial había convertido al Villalba en un equipo sub-23, y ello provocó la descomposición casi total de la plantilla que había logrado la permanencia, amén de que los nuevos jugadores procedentes del Majadahonda fueron llegando en remesas, un lastre para su correcto ensamblaje desde el inicio. De ahí al final, el CUC Villalba necesitó de tres entrenadores más para salvarse: el mexicano Rodrigo Íñigo, a modo interino durante dos partidos; Juan Carlos Gómez, que sería destituido a finales de enero, y David Bohega, el técnico de la base del Rayo Majadahonda que finalmente logró la salvación en la jornada final, en la agónica victoria rubricada con el gol de Etienne Eto’o al Real Madrid C.
Entretanto, el Ayuntamiento ya venía escenificando su distanciamiento con el CUC Villalba, sin representantes en el partido decisivo, jugado en un estadio lleno de público, sobre un césped ya entonces maltrecho, y, según la directiva, estrangulando sus recursos, con una subvención de apenas 10.000 euros -lo que cobraban Unión y Atlético por separado-, y la falta de atención sobre la necesidad de dar soporte a los patrocinadores del club en el estadio con una nueva regulación, dando pie a la imagen de las lonas con los anuncios extendidas sobre la pista de atletismo que dieron la vuelta a la Comunidad de Madrid.
Económicamente, el CUC Villalba ha dado un paso al frente, con la deuda ya muy reducida tras la filialidad con el Majadahonda y dos años de vigencia del plan de amortización, pero la directiva ya e eleva a los famosos 268.000 euros la inyección de Mad Football Group.
Temporada 2024/2025: filialidad con el Atlético de Madrid
La postemporada del verano de 2024 marca el principio del fin. El portal del fútbol modesto, ‘Grada Siete’, anuncia a través de su entonces director, Borja Casado, que el club villalbino ha alcanzado un acuerdo de filialidad con el Atlético de Madrid, decidido a recuperar su equipo C siguiendo la estela del Real Madrid, cuyo segundo filial ya está en marcha en virtud de la fusión por absorción del RSC International. La noticia se termina de confirmar horas después, cuando el CUC Villalba convoca una Asamblea Extraordinaria para el martes 11 de junio para someter a aprobación el acuerdo, que saldrá adelante con el voto unánime de la sala.
La directiva, que había subido en dos temporadas el precio del carnet de 80 a 500 euros, provocando la desbandada casi total de toda la masa social autóctona, hizo valer la mano alzada de 14 socios de nuevo cuño, afines a la causa, para aprobar diez años de filialidad, en lo que Piero Capponi calificó de “un éxito de gestión de Miguel Ángel Jiménez”. Pero lo cierto es que, según fuentes cercanas a los movimientos del Atlético, en la operación el CUC Villalba fue “la segunda o tercera opción” de la entidad colchonera, que antes había sondeado al Villanueva del Pardillo y, probablemente, al Cala Pozuelo, entonces recién ascendido a Tercera RFEF.
Sea como fuere, Jiménez firmó el convenio con Emilio Gutiérrez, director de la Academia del Atlético de Madrid, además de su máximo responsable en el apartado de Desarrollo Internacional, y el 1 de julio el acuerdo recibió el visto bueno oficial de las federaciones Española y Madrileña, en principio, sin incluir una afectación de la estructura de cantera del CUC Villalba. Sin embargo, la realidad fue otra: el primer equipo juvenil villalbino logró el ascenso a Autonómica y, automáticamente, la Federación Madrileña le denegó el salto por coincidir en esa categoría con conjuntos pertenecientes al Atlético de Madrid, que para más inri, acababa de hacerse con la potente estructura juvenil del Atlético Madrileño, creando un tapón en las tres primeras divisiones juveniles. Como es lógico, fuentes federativas confirmaron que lo mismo habría sucedido en caso de darse una situación similar en otras categorías del fútbol base.

Conflicto con el Ayuntamiento
La campaña 2024/2025, última en la historia del CUC Villalba, arranca ya con el Atlético de Madrid con plenos poderes sobre el primer equipo, que inicia la pretemporada con 43 jugadores a las órdenes de Nano Rivas en Los Ángeles de San Rafael. La directiva trata de tranquilizar a la opinión pública hablando de un acuerdo histórico con “el octavo club del mundo” y la “primera sociedad anónima deportiva del país”, y de la gran calidad de la plantilla que va a defender los colores y el escudo del CUC Villalba, con jugadores con experiencia en la Youth League. Piero Capponi habla entonces de que “el Ayuntamiento debe tener altura de miras” y expone que la intención del Atlético de Madrid es asentarse en Collado Villalba con un gran proyecto que incluye la renovación de la Ciudad Deportiva y futuras inversiones beneficiosas para el municipio.
Sin embargo, la incorporación del Ayuntamiento al pretendido acuerdo no fructifica, porque considera insuficiente la oferta de 300.000 euros del Atlético de Madrid para cerrar una operación que sus técnicos municipales cuantifican en más de un millón de euros, valorando los quince años a los que el Atlético pretende extender el convenio definitivo. Tras varias reuniones y conversaciones telefónicas, las relaciones se rompen y, mientras el Atlético guarda silencio, el concejal de Deportes, Joel Dalda, habla públicamente de que la directiva “ha vendido la plaza” del CUC Villalba e insinúa que ha incurrido en ánimo de lucro, concepto que después utilizará, ya en el mes de marzo, para remitir al club dos cartas de pago por importe de casi 20.000 euros, como precio por usar las instalaciones para entrenamientos y partidos.
La reacción es inmediata: Piero Capponi denuncia vía comunicado que el CUC Villalba no ha recibido el convenio municipal por cesión de instalaciones, documento que recoge las condiciones de la cesión gratuita -o no- de espacios, afirma que el club utilizará el recurso de reposición para intentar eludir el pago, y llama al Atlético de Madrid para que habilite un campo de juego para que el equipo dispute sus últimos cuatro partidos de local fuera de Collado Villalba. Eso se dará finalmente en el estadio del Complejo Deportivo de Alcalá de Henares, escenario final del CUC Villalba.
El resto de la historia ya es sabido: el pasado 19 de junio, el CUC Villalba puso fin a 53 años de historia votando por unanimidad a favor de integrarse definitivamente en el Atlético de Madrid con la fórmula de la fusión por absorción, la única vía posible con la que contaba legalmente el club colchonero para lanzar un Atlético de Madrid C a todos los efectos, con su escudo y los colores rojiblancos. Y así consta ya en la relación de los 18 equipos que van a jugar la próxima liga en Tercera RFEF.
Piero Capponi se despidió con una carta a caballo entre lo personal y lo institucional y declinó hacer más valoraciones. Probablemente nunca se conocerán ni la realidad del convenio de filialidad, cuyas cláusulas estuvieron sujetas a la Ley de Protección de Datos y no fueron facilitadas ni cuando el Ayuntamiento las requirió, ni el beneficio de la operación para Capponi, quien ha venido sosteniendo en círculos privados que la ganancia del acuerdo únicamente se ha limitado al ahorro en el coste del primer equipo, asumido en su totalidad por el Atlético de Madrid, y en el beneficio en futuras inversiones y desarrollo que le habrían reportado a Collado Villalba los 15 años de filialidad con el club colchonero. Del otro lado, están las especulaciones, que hablan del lucro del presidente y su empresa a cuenta del acuerdo, con cantidades que fluctúan entre los 120.000 y los 400.000 euros, según la inabarcable lista de rumores que ha generado la cuestión. En cualquier caso, no hay soporte documental sobre ello, como ha venido ocurriendo en la amplia mayoría de las operaciones de este tipo que se han llevado a cabo en el fútbol español.
Jaime Fresno