El Galapagar se dispara con Héctor convertido en la pesadilla del Getafe B (1-0)

Un golazo del Pichichi al filo del descanso decidió una justa victoria de la escuadra de Álvaro Gómez-Rey ante todo un candidato a la pelea por el ascenso, que le coloca a dos puntos del playoff a Segunda RFEF.

De nuevo Héctor, y de nuevo fiesta mayor en la noche cerrada de El Chopo. El Pichichi ejecutó al Getafe B con su gol número 17 en Liga y el Galapagar, en su conjunto, hizo el resto con un despliegue excepcional en todas las zonas del campo, que acabó minimizando a uno de los mejores equipos del Campeonato, todo un filial de club de Primera División.

El Getafe B salió de la guarida arlequinada sin colocar un remate entre palos, sin apenas probar a Rubén, el nuevo guardameta del Galapagar, cuyo debut como titular rozó la placidez. Y sobre todo, sufrió a Héctor, un tormento para la zaga visitante, que fue ese futbolista de planta imponente, rapidísimo de piernas, casi incontenible a campo abierto, con capacidad de choque y brega, con un cañón en la pierna y una habilidad asombrosa para convertir casi cualquier melón en una ocasión de gol.

Fotografías: Vidal Fraguas

Su gol ante el Getafe B, al filo del descanso, fue un compendio de algunas de esas cualidades: Greci condujo el balón por la posición teórica del volante derecho, vio cómo doblaba Guille Álvarez por su carril, lo habilitó y el lateral colocó un centro tenso al corazón del área que Héctor fue a buscar irrumpiendo en el área como si fuera un tren de mercancías entrando en Medina del Campo. El cabezazo de manual fue un auténtico golazo que remitió al fútbol de toda la vida, el que no pocos entrenadores pretenden desterrar, gestado por banda y rematado por el ariete; fue de ésos que encandilan en El Chopo, un campo amante del vértigo, el fútbol viril y de la batalla en cada metro. Por eso gustó tanto el partido, pese al resultado corto. Ese gol número 17 del extraordinario dorsal 22 del Galapagar llegó en el minuto 43, al filo del descanso. Y fue definitivo.

El Galapagar suma ya 46 puntos y está en disposición de dejar vista para sentencia su permanencia en Tercera en este mes de marzo, en el que afrontará cinco partidos más, empezando el sábado por la visita al Complutense (19:00 horas)

Gran primer tiempo

El 1-0 fue el justo premio a un gran primer tiempo del Galapagar. El Getafe B salió a amedrentar, presionándole la salida con De la Torre, buscando los zarpazos con Moi Parra, Mario y Diego, sus hombres más descolgados. Pero el Galapagar, pleno de seguridad y confianza ante su público, no se dejó intimidar: corrió, bregó y presionó, hasta que el Getafe B aflojó sus ímpetus y los serranos encontraron el balón. Poco a poco, Buceta, Héctor y Marcos Gil se activaron, Guille Flórez y Guille Álvarez se instalaron casi como extremos naturales, Pliego y Raúl León se bastaron para sacar el balón y facilitar así que De la Torre gestionara el tráfico más arriba… El Getafe B fue echado atrás, se quedó sin la conexión con sus puntas, la que intentaba por medio de Totti, y empezó a sufrir.

A los 16 minutos, el Galapagar dio el primer gran aviso: Héctor apareció por la derecha a toda pastilla, ganó la frontal y cuando parecía que iba a sacar su cañón optó por  una sutil vaselina que se fue a estrellar en la cepa del palo. A renglón seguido, Buceta fue derribado, pidió penalti de forma ostensible, pero la juez árbitro, Alicia Espinosa, mandó seguir. Lo mismo hizo en el minuto 27, cuando el meta Nikolov le sacó a Marcos Gil un disparo casi a quemarropa y, en el rechace, el 7 también fue derribado. Visto el panorama, el golazo de Héctor ajustó cuentas y no fue sino la lógica consecuencia de ese dominio atosigante, con todas las piezas del Galapagar funcionando en armonía.   

Fiesta final

El Getafe B buscó la reacción tras el descanso, pero se quedó a medias ante la solidez arlequinada. Iván Ruiz metió a Llopis y Pablo Montero, después a Quique. Pero fue en vano. Los ataques visitantes se quedaron en merodeos por las inmediaciones del área, sin remates entre palos. Con Raúl León y Pliego en el eje, más el blindaje de Greci por delante, el Galapagar respondió a cada centro por tierra y aire, en tanto que a cada poco soltaba un zarpazo. En uno de ellos, Guille Flórez marcó el 2-0, pero se lo quitaron por presunto fuera de juego posicional de un compañero que, supuestamente, rozó el balón en su trayectoria a la red, o en su defecto interfirió en la jugada. Muy dudoso, en todo caso. Después, Héctor se fajó a campo abierto no menos de cuatro veces, a galletazo limpio con los defensores, siempre partiendo en desventaja, pero siempre sacando algo, ya fuera un tiro sobre la marcha, un pase atrás o, simplemente, oxígeno en las salidas. Un derroche descomunal que mantuvo encendida la caldera de El Chopo hasta el final.

Álvaro Gómez-Rey colaboró en su homenaje y propició la merecida aclamación de los casi 500 espectadores, quitándole cerca del final. El Chopo se le rindió con una cerrada ovación, intuyendo el final feliz. Y ya con el pitido final, con todos liberados del arreón final del Getafe B, los jugadores saludaron desde los medios a una afición rendida a sus pies. Ya son 46 puntos, con el equipo a dos del playoff y diez por encima del descenso. Pero hablábamos de sensaciones, no de números, algo que describe mejor lo que sucede en el pequeño coliseo de la calle Guadarrama. Lo próximo será completar los cinco partidos que le quedan al Galapagar en marzo, empezando por este sábado en el Recinto Ferial ante el Complutense -19:00 horas-, y siguiendo con la batalla ante el Alcalá en El Chopo.          

Jaime Fresno

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