El Torrejón deja al CUC Villalba malherido (0-2)

Los villalbinos desaprovecharon un penalti y media hora de superioridad numérica, en un partido en el que no pudieron sobreponerse al gol de Guti desde 25 metros, cerca del descanso.

El Torrejón dejó al CUC Villalba malherido, sin puntos, sin golaverage particular y, por vez primera desde la tercera jornada, en descenso directo a Preferente. El 0-2 final retrató la impericia ante el gol de los amarillos y premió el inteligente partido del cuadro de Míchel Carrilero, que se hizo fuerte a partir del golazo de Guti desde 25 metros y supo manejarse media hora en inferioridad numérica, ante un Villalba incapaz de escapar a la espesura y al infortunio que le han ido persiguiendo casi todo el curso cada vez que aparece en la Ciudad Deportiva. Las dos cosas se fueron alternando en las distintas fases del encuentro, para desesperación de una grada semillena, que empezó bulliciosa y acabó resignada, ante la magnitud del golpe encajado ante un rival directo. La derrota agota márgenes de maniobra y deja al equipo en descenso directo, por vez primera desde la tercera jornada, después de que el Canillas completara la aciaga mañana ganando a tres minutos del final y de penalti al Paracuellos y mandara a los de Walter Caprile a la antepenúltima posición.

A fin de cuentas, el punto fatídico de los once metros resultó decisivo en el desastre: Diego Altamirano, otra vez el mejor futbolista del partido, falló el penalti que hubiera supuesto el empate del Villalba y, quizá, la primera piedra de una remontada, mientras que Joselu metió el de la victoria del Canillas y, por si fuera poco, Álex Fernández transformó el del 0-2 del Torrejón, ya sin tiempo para más. Los penaltis siguen siendo la pesadilla que persigue a los mejores futbolistas del CUC Villalba en los momentos culminantes, desde aquel de los años ochenta de Chuchi Bermejo en Majadahonda, con el primer ascenso a Tercera en juego, pasando por el de Campillo ante el Trival Valderas, que hubiera valido el título de Liga, hasta llegar al de Altamirano. Si hay algún sitio en el que el fútbol es cruel con los mejores futbolistas, no cabe duda de que ése es Collado Villalba.

El maleficio de Altamirano      

El caso es que el 10 amarillo tiró el penalti bien, chutando a romper al lado derecho del portero. Pero Nacho Esteban, pleno de intuición, adivinó la trayectoria e interceptó con manos duras, en lo que fue un paradón en toda regla. Fue la cuarta vez en el partido que el destino le negó a Altamirano el papel decisivo al que se hizo acreedor, después de que en la primera parte se le fuese a un metro del palo un disparo cruzado en carrera, de que Talavera no embocara de cabeza un servicio suyo desde el córner, medido para el cabezazo franco del central, y de que, nada más empezar la segunda parte, Nacho Esteban le sacase un gol olímpico. Ocasiones todas ellas ganadas a pulso por el motor indiscutible de este Villalba, sobre el que el Torrejón planteó férreas defensas en casi todos los sectores del campo, como reconoció después Michel Carrilero. Con él al frente, el Villalba se aproximó al gol en la primera media hora, con las ocasiones reseñadas y otra de un activo Álex Krehl, al que Nacho Esteban sacó otro zambombazo en carrera después de una excepcional maniobra de robo y percusión del ariete estadounidense.

Guti asesta el golpe

El Villalba perdió en esa fase su primera oportunidad de meterle mano al partido, ante un Torrejón bien dispuesto que fue creciendo en la medida en que fueron menguando los ímpetus serranos, a partir del despliegue de Fer Díaz en la izquierda, el doble motor en la derecha con Nachete y Cayena, y con Guti hurgando por tres cuartos, cada vez con más espacios. Los del Corredor avisaron con varios escarceos peligrosos, aunque sin remate, hasta que Guti se sacó la genialidad decisiva: rompió líneas partiendo desde la posición teórica de volante izquierdo, condujo en diagonal hacia el medio, y desde unos 25 metros se sacó un derechazo abrochado de interior que salió como un obús a media altura y batió a Pablo Sanz cerca de su palo derecho. Un golazo.

La nueva victoria ‘in extremis’ del Canillas, esta vez ante el Paracuellos (1-0), hace que el Villalba caiga al descenso directo, algo que no sucedía desde la tercera jornada, y lo aboca a jugar los cuatro últimos partidos sin apenas margen de error

El 0-1 al descanso espoleó al Villalba en la reanudación, pero entre el infortunio de Altamirano y el excepcional partido de Nacho Esteban, el equipo fue perdiendo ímpetu. La expulsión por doble amarilla del central Benítez, hombre clave en la zaga torrejonera, convenció a los visitantes de que lo mejor era esperar, robar y correr. Míchel intervino quitando al héroe, Guti, para cerrar más la banda izquierda con Dani, previno la tarjeta de Heras, uno de los medios centros, metiendo a Mario, y sacó frescura arriba, metiendo a Álex Fernández como referencia, y a Javi Redondo para romper al contragolpe.

La ágil reacción del técnico torrejonero dotó de solidez a su equipo, ante los largos asedios de un Villalba sin argumentos para desequilibrar a partir de tres cuartos de campo. Su última ocasión clara llegó a veinte minutos del final, cuando Sergio García puso un gran balón desde la derecha sobre la llegada de Álex Krehl, que fue derribado en el área sin que viese nada el colegiado, Huerta Duque. A partir de ahí, el Torrejón fue saliendo cada vez con más peligro: Javi Redondo perdonó el 0-2 tras una gran jugada y Pablo Sanz, con un paradón a quemarropa, evitó otro gol en una situación de dos contra el portero. A renglón seguido llegó el penalti final marcado por Álex Fernández y el Villalba cayó malherido. Ahora tiene cuatro partidos de órdago para revertir la situación, nada menos que ante Paracuellos, Ursaria, Alcalá y Las Rozas.

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