El CUC Villalba sufre ante la mejor versión de Las Rozas a domicilio (0-3)
El primer triunfo roceño lejos de Navalcarbón llegó con un golazo de Quivira desde 55 metros y los tantos de Vivi y Koné en la segunda parte, en un derbi que evidenció los problemas del Villalba cuando actúa como local.
Las Rozas acabó goleando en Collado Villalba (0-3) y se sacó dos estigmas: romper la mala racha a domicilio y la secuencia de dos derrotas seguidas, con su primer triunfo lejos de Navalcarbón, y sacarse de la cabeza el traumático 4-3 del curso pasado, cuando salió malparado del intercambio de golpes del final más frenético que se ha visto en la Ciudad Deportiva, en el que dijo adiós al objetivo del playoff en la última jornada. Lo hizo con el que probablemente haya sido su partido más completo hasta ahora, por determinación y ambición, y también por el grado de concentración y personalidad mostrados sobre el maltrecho césped villalbino.
El compendio de todo ello fue demasiado para un CUC Villalba nuevamente desnaturalizado en casa, donde sólo ha sumado un punto de los nueve que campean en su casillero. Los de Mateo García son el peor equipo local de la Tercera RFEF madrileña y eso es ya un problema de consideración, pues desvirtúa sobremanera el proceso evolutivo encaminado a convertir al CUC Villalba en un candidato al playoff. Por lo que se vio, aún le queda un trecho.
Josete detuvo un penalti a Etienne Etoo que hubiese significado el 1-2 a dos minutos del final
Golazo de Quivira
El cuadro amarillo, con las novedades de Herrero en el lateral derecho, en lugar del lesionado Sergio García, y de Ot Remolins en tres cuartos, realizó la atrevida propuesta de siempre, pero encontró el problema de la presión roceña sobre el origen de sus jugadas y el potencial azulón en las bandas. A los siete minutos, Sorín, titular arriba en lugar de Koné, no llegó por centímetros al primer centro de gol desde la derecha, mientras que por el otro costado Vivi traía en jaque a Herrero, sobre todo en acciones a campo abierto.
Con Mario Hernando y Quivira mandando en el medio, Las Rozas controló de salida y mantuvo al Villalba lejos de su área, hasta que un disparo de Etienne Etoo probó por vez primera las manos de Josete, ya en el minuto 21. La acción resultó episódica, puesto que a renglón seguido un envío largo de Borao desde campo propio sorprendió a los centrales villalbinos y, a su espalda se coló en velocidad Celes, cuyo intento de vaselina sobre Taillet para el 0-1 se quedó corto, asequible para el portero. Poco después, Vivi cruzó demasiado un disparo tras irse en velocidad de Herrero, y Arkaitz Barrenetxea gozó de un cabezazo franco, casi a bocajarro, que le salió centrado al sitio de Taillet.
Fue en esos minutos finales de la primera parte donde el partido tuvo su primer punto de inflexión, puesto que Josete realizó una gran parada a Pablo Montero, en la continuación de un mal despeje del portero a centro de David Fernández, y de inmediato surgió Quivira para ejecutar su obra de arte: el centrocampista vio adelantado a Taillet y, a unos cinco metros de la divisoria, soltó un zapatazo que describió la parábola perfecta para superar al portero en su retroceso y colarse directa a media altura de la portería. Un auténtico golazo que premió el mejor juego roceño, quizá cuando menos se esperaba, puesto que el CUC Villalba estaba ganando enteros. Antes del descanso, Josete metió otra mano de mucho mérito a nuevo disparo de Montero, en la que sería su última acción en el partido.
Triple cambio
Ello no fue óbice para que el interior fuese uno de los tres sacrificados por Mateo García al descanso, junto a David Fernández y Héctor Peña. Por ellos entraron Álex Krehl, Marcos y Erald, y el CUC Villalba ganó en profundidad en la segunda parte, con el británico hurgando en la izquierda y Krehl sacando más de su sitio a los centrales azulones. De salida, a Erald le sacaron un cabezazo casi bajo palos, como síntoma del nuevo aire de un Villalba que Marcos contribuyó a mejorar en la distribución. Viéndolo, David García Aguilar intervino: sacó a Barroso por Quivira, y Escolano y Koné relevaron a Ouanis y Sorín, a fin de equilibrar en el medio y potenciar la salida del equipo al contragolpe. La decisión del técnico villalbino de Las Rozas no tardó en dar sus frutos, puesto que en su primera porfía, Koné forzó un rebote en su presión sobre un defensa y el balón le llegó servido en bandeja a Vivi, que solo ante Taillet batió al portero en su salida de tiro raso.
David García Aguilar dirigió su mejor partido fuera de casa en su escenario más especial, donde ejerció de preparador físico, director deportivo y entrenador en sus dos etapas en el CUC Villalba
Penalti detenido por Josete
El primer gol en Liga del cercedeño, anotado ante su exequipo, terminó de reconfigurar el partido hacia un guión de amplio dominio territorial del Villalba, con espacio para los contragolpes roceños. En ese escenario pudo pescar cualquiera, puesto que Taillet salvó el 0-3 con un paradón a Parra y Álex Krehl tuvo el 1-2. Más claro lo tuvo aún Etienne Etoo, después del penalti forzado por Ot Remolins tras un gran desmarque de ruptura del internacional andorrano, pero Josete, espléndido de nuevo, detuvo en dos tiempos la ejecución del ariete balear, adivinando su disparo. El gol posterior de Koné, con un disparo a la media vuelta que entró cerca de la escuadra de Taillet, mandó definitivamente a la lona a los amarillos y catapultó a la zona de playoff a Las Rozas, que se mete quinto en la tabla con 12 puntos.
Tres por detrás se queda el Villalba, dándole vueltas aún a cómo salir de su atasco casero. Probablemente eso pase por adaptar su fútbol al maltrecho campo de la Ciudad Deportiva manejando otros registros, como anticipó Mateo García a la conclusión. Sobre todo, ante equipos que sí parecen manejarlos, como Las Rozas, cuyo partido más redondo fue a salir en el escenario más especial para David García Aguilar, en su casa, donde se hizo entrenador a fuerza de vivir las situaciones más difíciles. Justicia poética para quien se ha rehecho de aquel traumático descenso a Primera Regional en la temporada de su debut como primer entrenador sénior, bajando ‘a la mina’ a trabajar con la base roceña, ascendiendo después al filial y, ahora, afinando la orquesta mayor en Tercera División. Todo un premio a la determinación.