El CUC Villalba rompe a jugar y acaba con el maleficio en casa ante el Rayo Vallecano B (3-0)

El CUC Villalba jugó y goleó en la Ciudad Deportiva. Sí, como suena. A la duodécima, llegó la primera victoria casera y se acabó el maleficio, en una mañana con aire de punto de inflexión, en la que se llevó por delante a un Rayo Vallecano B muy anárquico y definitivamente desarbolado a partir del 2-0 de Etienne Etoo, nada más arrancar la segunda parte. Entre el goleador mallorquín y Carlos Pantoja, autor de dos paradas antológicas para evitar el 1-1 al filo del descanso, ambas a Juan Losada, se pusieron los mimbres de un triunfo convincente, incluso corto, pues los palos evitaron un cuarto gol.

Fue el partido que buscaba el equipo de David Bohega, después de una semana dura, marcada por la derrota en el derbi y el exceso de carga de chicha en el expediente extradeportivo, demasiada, pues la institución llega a lo que llega. El Unión asumió su parte de la responsabilidad, sin paños calientes, tomó medidas duras como la de retirar el apoyo a la Peña Grada 12, que se ausentó en bloque, y aun con todo, tuvo que cargar otra vez con la cruz de dar explicaciones por el nuevo sainete de incidencias en la instalación: los nuevos banquillos encargados por el Ayuntamiento no llegaron a tiempo y se recurrió a uno con solera, de ruedas y sin anclajes, traído expresamente desde el Pabellón Quique Blas. El viento lo tiró hasta cuatro veces, como también dio cuenta de las 26 lonas de publicidad extendidas en la pista de atletismo, cuya exposición al aire del Noroeste resulta tan difícil como hacer un castillo de arena en día de mar arbolada. De no ser por la ausencia del sacerdote y el desarrollo escénico fuera de un cortijo con coto de caza, el episodio llevaría la firma de Berlanga.   

Etienne Etoo, con dos goles, y Carlos Pantoja, con un penalti detenido y otra parada providencial a Losada, lideraron la primera victoria amarilla en la Ciudad Deportiva, cimentada en el mejor juego de la temporada

El mejor Villalba

En tales condiciones, la chavalería amarilla, con manufactura majariega, salió a por todas, esta vez con determinación, ritmo, seguridad e ideas claras, sabiendo cómo y dónde presionar, y sobre todo sin miedo a que la calidad rayista penalizara su atrevimiento. David Bohega apostó de salida por el potencial en banda, con dobles motores; en la izquierda con Batán y Rabadán, y en la derecha con Velasco y Konaté. Los dos laterales nuevos fueron un martillo pilón todo el partido, y los de delante descubrieron una y otra vez la endeblez franjirroja por los costados.

A los siete minutos, una combinación entre Velasco y Montero acabó con el primer tiro a puerta de Roman, detenido por Mario Ramos, y poco después, un gran pase de Sergio Sousa sobre la carrera de Etienne Etoo acabó en un disparo de Velasco que se perdió cerca de la cruceta. Las llegadas desactivaron la sensación de dominio territorial del Rayo B, con más pelota de salida, e hicieron crecer la confianza del Villalba en su plan, que no tardó en dar el fruto esperado: a los 14 minutos, Etienne rebañó un goloso balón en tres cuartos, ganó el balcón del área, y desde allí se sacó un zapatazo que entró como un obús junto al palo derecho de  Mario Ramos.

El 1-0 le sentó muy bien al CUC Villalba, que se mostró muy bien puesto en el campo, seguro atrás con Sergio Sousa y Munguía, con un medio campo mandón -buen partido de David Fernández y Roman-, y capaz de desequilibrar arriba. Álvaro Batán, una de las novedades de inicio, volvió a probar al portero rayista, antes del contratiempo físico que obligó a cambiar a Pablo Montero, que pidió la sustitución a los 22 minutos por culpa de una molestia que le hizo temer una lesión muscular. Entró Ot Remolins y la dinámica no cambió, pues el internacional andorrano tuvo el 2-0 a servicio de Rabadán, amén de maniobrar con veneno entre líneas.

Paradas clave de Pantoja

No obstante, el gol de la tranquilidad se resistió y por esa puerta del resultado corto estuvo a punto de colarse el Rayo B, de no ser por Pantoja. El portero villalbino, pletórico ante sus ex compañeros, sacó una mano prodigiosa junto al larguero para desviar un misil de Juan Losada, y de seguido amargó al atacante rayista parándole el penalti pitado por un supuesto derribo a Alcolado, a la salida de un saque de esquina. Era el minuto 40 y la primera parte aún dio de sí, pues Batán, en otra de sus incursiones, volvió a probar a Mario Ramos y, en la respuesta del Rayo B, Alberto Cuéllar tuvo el empate en un disparo que se le marchó desviado.     

Con todo, a Jorge Vallejo no le gustó el panorama. El técnico rayista recurrió a la estantería con el triple cambio para meter a Álvaro Marcos, Cano y Expósito, y dejar fuera nada menos que a Luismi Sanz, Cuéllar y Losada. No hubo tiempo para medir el calado de la decisión, dado que a los dos minutos de la reanudación, Etienne Etoo aprovechó un balón suelto en el área para colocar en la misma escuadra un gran remate con el exterior.

Los villalbinos dejan el farolillo rojo en manos del Pozuelo y recortan a cinco puntos su desventaja con la salvación, antes de visitar Navalcarbón para enfrentarse a Las Rozas     

El 2-0 provocó el desencuadernamiento definitivo del Rayo B, que se fue al monte por la tremenda, con cuatro delanteros, y confió su suerte a las individualidades, en la esperanza de hacer valer su pegada en el intercambio de golpes. La propuesta puso a prueba la entereza del Villalba, cuya respuesta estuvo a la altura. Salvo una peligrosa colada de Ybarra, zanjada con un disparo alto, y otra de José Luis Cano, conjurada por Munguía con otro de sus cruces providenciales, el Rayo B no tuvo gran cosa para recortar el marcador. En cambio, el Villalba, cada vez más seguro por el marcador, se sintió cómodo a la contra, como en sus buenos partidos lejos de casa, y anduvo cerca de hacer sangre. Ot Remolins, punzante en el enganche, marró un mano a mano muy claro ante Mario Ramos, en tanto que en las bandas se abrían verdaderas autopistas para Konaté y, sobre todo, Rabadán, otro lateral de una verticalidad más que interesante.

Sin embargo, la sentencia definitiva no vino por ahí, sino por el eje: el Rayo B perdió su enésimo balón iniciando jugada y Álex Krehl, fresco de piernas, acertó en su presión, le rebañó el balón a Expósito, y aplicó su larga zancada para dejar atrás al medio centro y batir a Mario sobre su salida. Con 13 minutos por delante, el Villalba debió de sentirse del todo liberado, pues hizo fluir el fútbol como nunca hasta ahora.

El larguero evitó por dos veces el 4-0, a disparos de Batán y Cova, y el juego a campo abierto, plagado de idas y venidas, terminó enganchando a una afición que, al fin, bajó las escaleras sin rumiar y sonriendo. Casi todos coincidieron en que puede ser el punto de inflexión, justo a diez jornadas del final, y con cinco puntos a remontar. Se empezará a ver el domingo en Navalcarbón, donde al CUC Villalba le espera Las Rozas, el equipo de una de sus grandes leyendas: Manu González Millán.      

Jaime Fresno

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