La zurda de Chengue agrava el atasco del CUC Villalba en la Ciudad Deportiva

Los villalbinos cayeron 0-1 ante el Canillas con un gol de libre directo del hábil interior y elevan a cinco su cuenta de derrotas en casa, donde siguen sin conocer la victoria.

El CUC Villalba volvió a las andadas en la Ciudad Deportiva, donde cayó por 0-1 ante el Canillas, en lo que fue su quinta derrota en seis partidos jugados como local. Fue en un duelo decantado por un golazo de Chengue de golpe franco, a los 13 minutos, suficiente para que los de Iturbide provocaran un largo ‘quiero y no puedo’ de los amarillos, cuya falta de pegada en casa roza lo exasperante.

CUC Villalba

En cierto modo, el partido fue un ‘déjà vu’ que provocó que los aficionados se marcharan del campo a caballo entre el monumental cabreo de unos y la resignación de otros, tras ver con qué poco el rival se llevaba todo el botín, a mayor gloria del zurdazo del exquisito 14 del Canillas. Munguía hizo una falta liviana cerca de la frontal, vio una rigurosísima tarjeta amarilla que, más tarde, le costaría la expulsión, y Chengue descargó su veneno sobre la portería de Taillet, envolviendo con su zurda un disparo por fuera de la barrera que entró como un misil junto al palo derecho de Taillet, que nada pudo hacer.

Juan Carlos Gómez se estrenó en casa con un Villalba dominador, pero carente de pegada

El gol del Canillas puso al Villalba frente a sus fantasmas en la Ciudad Deportiva, es decir, con la losa del historial detrás, en la responsabilidad de proponer, y obligado a ser preciso para penetrar un entramado sin apenas distancias entre líneas. Por allí se fue estrellando el cuadro serrano, cuyas circulaciones murieron de forma recurrente ante la pantalla de medios centros dispuesta por Jorge Mendoza por delante de la zaga, con Tiago Acosta y Chozas aplicados en el corte, y a menudo aculados contra la línea de cuatro, que luego fue de cinco.

El atasco por ahí, y la falta de desequilibrios en banda, hicieron del Villalba un equipo previsible, factor que pesó mucho más que sus aseadas circulaciones, casi siempre sin la velocidad de ejecución necesaria para sorprender. Un equipo técnico, pero pesado. Los minutos de la primera parte se fueron desgranando sin grandes sobresaltos, y sólo Héctor Peña y Heras atentaron contra el tedio: el 10 fue quien más se aproximó al gol, con dos disparos que se marcharon cerca de los palos, y el lateral izquierdo fue el que dio, una vez más, la sensación de más mordiente por su lado. Desde allí sacó el centro que Peña pudo convertir en el empate, y fue allí donde echó de menos sus asociaciones con Pablo Montero, más apagado que de costumbre. Por el otro lado, con Cova como improvisado lateral, en ausencia del lesionado Sergio García, las escaramuzas tuvieron menos sustancia, más que nada porque no es lo mismo un lateral puro que un central, a efectos de elegir bien las subidas al ataque.

CUC Villalba

Ocasiones en la segunda parte

Juan Carlos Gómez actuó en el descanso para fijar dos delanteros, dando entrada a Álex Krehl para abrirle espacios a Etienne Etoo, y prescindiendo de David Fernández. Y como suele ocurrir, el ariete estadounidense no tardó en hallar el resquicio: encontró un balón de gol en el área pero, solo ante el portero, no esquinó su remate y Álvaro García salvó casi a bocajarro. En ese momento, minuto 3 de la segunda parte, el partido pudo haber pegado un giro, pero lo que hizo fue consolidar el guión: un Canillas refugiado, a la espera de cualquier otra genialidad de Chengue, o de una carrera de Marcos Talavera, y un Villalba conmovedor, en el contraste entre su esfuerzo y sus carencias para encontrar desequilibrios, algo que se vio agravado con la expulsión de Munguía. Sin el central, el Villalba asumió aún más riesgos, doblando la apuesta con Ion Bautista y Ot Remolins, pero el Canillas se mantuvo firme, sin tan siquiera intentar hacer valer la superioridad numérica adelantando metros.

Cerca del final, Álex Krehl sirvió un balón de gol a Vlady, pero el central constituido en atacante no metió entre palos un remate franco. Fue la última ocasión clara del Villalba, al que Taillet salvó del 0-2 ya en tiempo añadido en un mano a mano con Marcos Talavera. Hubiera sido excesivo, en un partido en el que mereció al menos un punto, pero del que se fue de vacío, víctima de la zurda de Chengue.

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