Evenepoel controla el ‘pasodoble’ del Movistar en La Morcuera y sentencia la Vuelta en Navacerrada

El fenómeno belga de 22 años ganó este domingo en Madrid su primera gran vuelta, tras superar la etapa de la Sierra del Guadarrama sin más problema que la falta de equipo en las dos subidas finales.

No hubo vuelco en la Sierra. Remco Evenepoel terminó de hacer suya la Vuelta a España en los puertos del Guadarrama, y este domingo se coronó definitivamente en el Paseo de la Castellana de Madrid. El fenómeno belga de 22 años superó con menos problemas de los previstos la etapa que llevaba amedrentándolo toda la semana, la que apenas le dejó dormir en la víspera, según su propia confesión, y no dio un metro de margen a la última intentona del Movistar por investir a Enric Mas con el mismo traje que Perico Delgado y Fabio Aru. El balear, sin la chispa de otros días -“había muchas ganas, pero no fuerzas”, dijo después-, no pudo a estar a la altura de los dos héroes de la historia de la Vuelta en la Sierra, que serían tres contando al Roberto Heras que le levantó la carrera a Isidro Nozal en aquella cronoescalada a Abantos de 2003, con el bejarano llevado en volandas por el público en dos kilómetros finales apoteósicos.

Sobresaliente actuación de Carlos Verona, que preparó el único ataque de Enric Mas con un kilómetro a ritmo asfixiante en lo más duro de La Morcuera, y volvió a aparecer en Cotos para tirar de su líder en busca de la victoria de etapa. El sanlorentino acaba la Vuelta en la 35ª posición

Evenepoel, emocionado tras superar la meta en el Puerto de Navacerrada / Fotografías: @lavuelta

Nada de eso sucedió en la 20ª y penúltima etapa de la Vuelta, porque a Mas le faltaron piernas y determinación, pese a que el bloque del Movistar recibió el caluroso aliento de los aficionados en la presentación de la salida de Moralzarzal, entre vítores a Valverde, a Verona y al propio líder balear, en una puesta en escena espectacular. Y del otro lado, tampoco hubo atisbo de la presunta debilidad de Evenepoel en competencias de tres semanas, sólo la habitual flojera de sus compañeros del Quick Step en las montañas.

Por ahí quiso hurgar el Movistar, que movió las piezas que había que mover dentro de una estrategia bien urdida, mas chocó con la solidez, el oficio y las piernas del líder, que se las volvió a apañar solo, en una clase magistral de inteligencia en carrera. La escuadra telefónica filtró mucha calidad en la gran fuga de 26 corredores que se formó en la subida ‘a balón parado’ al Puerto de Navacerrada, donde entraron el gran Alejandro Valverde y  Gregor Mühlberger, y alcanzó el objetivo de asomar por el punto crítico de La Morcuera con todo en perfecto estado de revista, es decir, con José Joaquín Rojas, Nelson Oliveira y Carlos Verona en disposición de escalonarse en el ‘treno’ de lanzamiento de Enric Mas.

Verona pasa a la acción

El toque de corneta sonó nada más efectuarse el giro a la derecha que empalma la bajada de Canencia con la carretera de La Morcuera, literalmente tomado por los aficionados que abarrotaron Miraflores de la Sierra. Rojas cogió la cabeza y condujo el grupo en una tensa fila india por las primeras cuestas del puerto, cuya levedad no fue óbice para que empezaran a torcer el gesto los dos gregarios que le quedaban a Evenepoel: Louis Vervaeke e Ilan Van Wilder. El trabajo del murciano hizo el primer aclarado, y el ritmo cuartelario lo prolongó Oliveira, ya en las primeras rampas importantes.

El momento de Carlos Verona llegó a menos de seis kilómetros de coronar, cuando el sanlorentino, imponente, tomó la cabeza levantado sobre su Canyon, moviendo un desarrollo duro, con la confianza que da conocer el escenario y la determinación de quien tiene meridianamente claro el plan, que por otra parte era el que todos barruntaban: lanzar a Enric Mas en lo más duro de La Morcuera, allá por la fuente del Chindo, donde llega a picar al 12% y la carretera busca el aclarado de los árboles para enfilar hacia la cima a cielo abierto. Verona apretó y fundió a Van Wilder, que se abrió de forma aparatosa, con Enric soldado a su rueda llevando tras de sí a un Evenepoel inmutable, mientras por detrás se iban soltando el magullado y ejemplar Carlos Rodríguez, Rigoberto Urán, así hasta dejar el grupo en nueve corredores.

Enric Mas vio llegado su momento y atacó con una convicción que le duró apenas 100 metros, los que tardó en cerciorarse que Evenepoel le respondía sentado, como en Piornal. Cuando el belga se le puso en paralelo, los dos se miraron, Mas cejó en su empeño y se acabó la Vuelta. El Movistar aceptó el armisticio y pensó en Valverde, que iba dos minutos por delante, con la escapada de gran nivel en la que estaba gente como Richard Carapaz, Louis Meintjes, Sergio Higuita…

El grupo de favoritos coronó La Morcuera sin más sobresaltos, y negoció la bajada a Rascafría con precaución, algo que le permitió a Verona volver a entrar, remontando casi un minuto con un grupo en el que se había quedado Carlos Rodríguez. “Después de tirar me he enganchado en un grupito con los Ineos, que venían tirando de Carlos Rodríguez, hemos coronado Morcuera a un minuto de los de cabeza, y en Rascafría ya estábamos con ellos. Creo que hoy he conseguido el primer KOM de mi vida en bajada, bajando Morcuera”, explicó después Verona, que llegó a la subida a Cotos con fuerzas para llevar a cabo su último servicio, una vez que el ritmo del UAE, con Joao Almeida al frente, engulló a Valverde.

El ecuatoriano Richard Carapaz ganó en el Puerto de Navacerrada y aseguró su triunfo en la clasificación de la Montaña, tras protagonizar un memorable duelo con Sergio Higuita en los kilómetros finales y contener la persecución de Thymen Arensman.

Richard Carapaz logró en la Sierra de Guadarrama su tercera victoria de etapa en la ronda española / Fotografías: @lavuelta

Carapaz gana en Navacerrada

El sanlorentino retomó el mando para acometer el plan B de ganar la etapa con Enric Mas, y una vez que ya no pudo más, dejó paso a un ya gastado Alejandro Valverde, que poco pudo hacer ante la calidad de los de punta, un Richard Carapaz encendido desde que Robert Stannard empezó la jornada amenazando su reinado de la Montaña pasando primero por Navacerrada y Navafría. El ecuatoriano, corriendo en campeón, soltó a Higuita cerca de la pancarta de Cotos, mientras por detrás un espléndido Juan Ayuso mantenía a salvo su plaza de podio controlando los intentos de Miguel Ángel López.

De los parones en esa refriega se aprovechó otra de las revelaciones de la Vuelta, Thymen Arensman, para salir como un tiro en busca de Carapaz, pero el neerlandés no llegó a tiempo. El campeón olímpico, concentrado en un esfuerzo agonístico, aguantó el envite de Arensman en el altiplano que conduce a Navacerrada y celebró su tercera victoria de etapa, dando lustre al palmarés de la cima serrana.

Juan Ayuso defendió con soltura su tercera posición y hace historia en Madrid subiendo al podio, cinco días antes de cumplir 20 años        

Más atrás, Ayuso, Hindley y Mas se adelantaron en dos segundos a un Evenepoel que, con la Vuelta a salvo, descargó toda la presión rompiendo a llorar en la llegada. Navacerrada, como sucediera en la Plataforma de Gredos con Tadej Pogacar en 2019, vio en triunfador a otro campeón casi recién salido de la adolescencia, esta vez el que devuelve a Bélgica una victoria en grandes vueltas 44 años después de Johan De Muynck, y 45 desde que Fredy Maertens firmase la última victoria belga en la Vuelta.

Si Remco Evenepoel logra seguir haciendo historia en las grandes vueltas, muchas miradas se volverán hacia esta edición de la Vuelta para revisar sus pasos y recordar lo que hicieron los aún más jóvenes Juan Ayuso y Carlos Rodríguez, las dos perlas españolas que, por lo visto en su debut, apuntan a la súper élite internacional. La caída de Piornal mermó a Rodríguez en la Sierra, hasta el punto de caer del quinto al séptimo puesto de la General, pero Ayuso, sólo con el problema de la mala noche que le impidió estar a tope en la contrarreloj, confirmó en los puertos del Guadarrama que a sus 19 años ya está ahí, en condiciones de pelear podios. La Sierra no vio esta vez vuelcos, pero sí a la nueva hornada desatada. Seguro que el ciclismo mundial tomó cumplida nota.    

Jaime Fresno 

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