Carlos Soria: 14º intento en el Dhaulagiri, con 84 años, recién operado y sin patrocinador

El montañero de Moralzarzal partió a Nepal el 24 de marzo y ya está aclimatando en el Valle del Khumbu.

Carlos Soria Fontán, abulense nacido en 1939, moralzarzaleño de adopción desde hace casi 20 años, sigue desafiando al tiempo y a los obstáculos, y ya está de nuevo aclimatando en el Valle del Khumbu con vistas a un 14º intento de cumbre en Dhaulagiri (8.167 metros), junto al Shisha Pangma principal, uno de los dos ochomiles que le quedan para completar el ‘Reto de los 14’, y de largo, la montaña de más de ocho mil metros que más dificultades le ha puesto.

Operado de la vejiga

El veterano montañero, ya con los 84 años de edad que cumplió el pasado 5 de febrero, repite su aventura más recurrente pasando por encima de todos los condicionantes: ha viajado sin patrocinador, con la ayuda de un amigo, y se dispone a intentar una de las montañas más difíciles del Himalaya ya no sólo con el hándicap de la prótesis de rodilla que limita la flexión en una de sus piernas, la que le implantó el doctor Manuel Leyes hace cinco años, sino recién operado de un bulto en la vejiga, como reveló a la revista ‘Desnivel’ horas antes de poner rumbo a Katmandú con su inseparable Sito Carcavilla, su único acompañante, dadas las limitaciones económicas de la expedición.

La dolencia fue detectada prácticamente cuando se disponía a salir para Nepal en los plazos previstos de finales de febrero, y ha sido motivo de gran preocupación. Tal es así, que en la entrevista concedida a Darío Rodríguez, Soria reconoció que “ha habido mucha incertidumbre antes de partir de expedición. He pasado uno de los meses peores de mi vida. En una radiografía que me hicieron detectaron un bulto en la vejiga, me dijeron que me tenían que operar ya mismo. Tras la operación me dijeron: tienes una vejiga muy fea, pero sana… Pasé muy malos ratos”. Pasado el delicado episodio, el montañero habló de su expedición con el optimismo de siempre: “Tengo las dolencias típicas de la edad, pero las voy superando. Estoy encantado de marchar otra vez al Dhaulagiri”.

Carlos Soria y Sito Carcavilla, en el campo 1 del Dhaulagiri en 2022

Duros entrenamientos

Con 70 años de trayectoria en el mundo de la escalada -empezó con 14 años en la Pared de Santillana, en la Pedriza del Manzanares-, Carlos Soria mantiene intacta su exigente rutina de entrenamientos, según él, una de las claves de su legendaria longevidad. En el último año, no sólo ha seguido levantándose todos los días antes del amanecer para hacer gimnasio y monte, sino que ha incluido en el menú de su preparación sesiones en el rocódromo de Las Rozas, y extenuantes excursiones por la Sierra del Guadarrama, como la del pasado año, cuando afrontó en solitario una de ida y vuelta por la Cuerda Larga, subiendo en ambas direcciones sus nueve cumbres y completando casi 40 kilómetros de marcha, la mayoría por encima de los 2.000 metros.

A ello hay que sumar sus tradicionales subidas al Cerro de Telégrafos, el monte que linda con su casa de Moralzarzal, con varias repeticiones encaminadas a completar entrenamientos en el umbral de los mil metros de desnivel positivo. Todo lo da por bien empleado con tal de estar en perfecto estado de revista en el Dhaulagiri, una montaña sobre la que siempre ha dicho que “tiene un último día muy difícil”, porque generalmente exige no dormir en la noche previa a fin de alcanzar la cumbre al amanecer, además de una ida y vuelta hasta el campo 3 de cerca de 24 horas.

Plan de aproximación

Carlos Soria y Sito Carcavilla están estos días llevando a cabo un treking por el Valle del Khumbu, a fin de aclimatar de cara a alcanzar el campo base del Dhaulagiri en las mejores condiciones. Según sus planes, llegarían allí hacia el 11 de abril, después de pasar dos semanas a altitudes de entre 4.000 y 6.000 metros, con la aldea nepalí Chukum como cuartel general. A diferencia de otras expediciones, ambos montañeros estarán prácticamente solos, sin la compañía de Luis Miguel López Soriano, el cámara que les ha acompañado en muchas aventuras, y sin los amigos que les suelen escoltar en el treking de preparación, entre los que se incluyó el año pasado el doctor Manuel Leyes.

Una vez en el campo base, instalado a unos 4.600 metros de altura, Carlos y Sito inspeccionarán las condiciones de la montaña, especialmente difíciles si nieva y sopla el viento. Si éstas fueran favorables, harían una primera incursión hasta el campo 2, a 6.400 metros, con idea de pasar un par de noches para completar la aclimatación, para descender después al campo base en espera de que sean favorables las previsiones meteorológicas en el tramo final de la montaña.

La dilatada experiencia de Carlos Soria en el Dhaulagiri le indica que las dificultades comienzan a partir del campo 2, donde arranca la peligrosa subida que el año pasado hizo que la cordada llegara al campo 3 -a algo más de 7.200 metros-, bajo una nevada acompañada de vientos que fueron disuasorios a la hora de intentar la cumbre. Si se dieran las condiciones, la idea de Carlos Soria es instalar ese campo 3 más arriba, a unos 7.500 metros, no sólo para acortar la exigente jornada final, sino para ganar algo de comodidad en el descanso previo, dado que la ubicación del campo 3 en la expedición del año pasado no satisfizo del todo al de Moralzarzal. Soria recuerda el episodio, a la vez que muestra su optimismo de cara al nuevo desafío: “La última noche que pasamos allí Sito y yo, en el campo 3, no se lo recomiendo a nadie: llegamos nevando con viento, con las cuerdas prácticamente enterradas. Pero esto es así. Esta vez será mejor, y a lo mejor subimos. Vamos a ello”. Siempre según sus declaraciones a ‘Desnivel’, Carlos Soria prevé utilizar oxígeno el día de cumbre.

La niebla frenó a Carlos en 2017, cuando estaba a más de 8.000 metros

De todos sus intentos anteriores, en el que más cerca estuvo Carlos Soria de hollar la cumbre del Dhaulagiri fue en el llevado a cabo en el otoño de 2017, cuando su expedición llegó a superar los 8.000 metros de altitud y se situó a poco más de 100 metros de desnivel positivo de la cima. Ese día, Carlos partió desde los 7.200 metros del campo 3, en compañía de Sito Carcavilla y Luis Miguel López Soriano, con buenas previsiones meteorológicas: no más de 25 Km/h de viento en la cumbre, y nubes altas, sin precipitaciones. Sin embargo, la súbita aparición de la niebla en el momento crítico dio al traste con lo que iba a ser la consecución del objetivo al séptimo intento. Sin apenas visibilidad, los montañeros no acertaron a encontrar la canal de acceso a la cima, y lo apremiante del tiempo a esas altitudes les terminó por llevar a abortar el asalto, cuando se movían ya en el entorno de los 8.050 metros de altura.

Ese intento ha sido hasta ahora el mejor de Carlos Soria en el Dhaulagiri, la montaña en la que ha pasado cerca de dos años de su vida, repartidos en 13 expediciones. El dato, que sería disuasorio para cualquiera, no lo es para el excepcional alpinista, que siempre habla de la satisfacción que le produce cada intento. Aquel de 2017, le ofreció sensaciones parecidas a las que ha vivido cuando ha alcanzado la cima de los otros doce ochomiles que figuran en su historial, el último el Annapurna, conquistado en la primavera de 2016 con 77 años.

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